Se llama Antonio, es de unos 36 años, es psicólogo deportivo, peluquero y un reverendo pendejo que sigue viviendo en la casa de su madre, una señora grande que lo adora, su habitación queda en la entrada del inmueble en un segundo piso.
Me llamó Margarita, tengo 46 años, no tengo pareja y vivo sola. Rento una habitación al fondo de un hermoso jardín que renta una señora super agradable que tiene un hijo muy culero... y estoy muy enojada y frustrada mientras escribo…
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