Difícilmente me pierdo, geográficamente hablando. Nací con el maravilloso don de la ubicación; de hecho, aunque no sé conducir un automóvil conozco perfecto el sentido vial de las calles de varias zonas de la ciudad de México, y hasta sus nombres. Puedo dar instrucciones perfectas para llegar a ciertos lugares, con santo y seña de dónde dar vuelta, en qué sentido y a veces con datos extras, tipo: “A media cuadra hay un estacionamiento del lado derecho” o “estaciónate en el súper porque por…
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