Hay algo liberador en escribir. Me libero de mí misma, y sin embargo soy más yo. Aparto de mí la necedad de ser perfecta, la locura de postergar lo que me gusta.
Escribir me libera del miedo a las palabras y mi vida comienza a materializarse de otras maneras. Me lleno de pasado y de futuro. Escribo en el presente. Reconozco las pequeñas-grandes bellezas de mi historia, lo profundo de mis catástrofes personales y la cercanía de lo que quiero. Se acorta la distancia entre quien soy y lo…
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