El 10 de diciembre participé en el increíble work shop “¡Vamos por un 2020 espectacular!” con @Claudia Calvin.

Una de las tareas que nos dejó Claudia fue hacer una carta para despedir al 2019. Ese escrito me llevó a darme un agradecimiento. Nunca me había dado las gracias por el trabajo que desarrollo para acercar a las personas a los temas de Derechos humanos de las mujeres y por mi interés por generar empleos a través del arte y la cultura. Pensé -¿Cuántas veces las mujeres le quitamos valor a nuestros actos, haciendo que parezcan rutinarias las cosas maravillosas que hacemos por nuestra familia y por la comunidad? ¿Por qué hablar de lo que hago me hace sentir egoísta o vanidosa?-

Otro de los grandes aprendizajes que me ha dejado el work shop, está siendo reconocer qué es “lo que me hace latir el corazón”. ¿Qué actividades o temas verdaderamente me hacen sentir bien? ¿A qué le voy a dedicar mi tiempo? ¿Con qué sí me voy a comprometer? Entonces, me di cuenta de que tengo que aprender a hacer menos. Estoy aprendiendo a no hacer. A guardar silencio, a observar sin opinar. A sentir sin hablar. El silencio y la observación me están dando calma para ver sin juzgar. Esto es difícil  de lograr viviendo al ritmo de una ciudad como esta, pero es necesario para poder enfocarme y tomar decisiones.

También estoy tratando de seguir una serie de hábitos que generosamente  Claudia nos compartió: levantarme más temprano; escribir 20 minutos en mi cuaderno; leer 20 minutos,  y hacer ejercicio 20 minutos. La primera hora de cada día puede ser grandiosa. Todavía no logro hacerlo todos los días, pero me siento mucho mejor, con más energía, más concentrada, más conectada conmigo misma… y estoy por terminar de leer un segundo libro.  

Este mes y medio ha sido de reflexión en acción, de encontrar los hábitos y las palabras que me transforman.

¡Claudia, Gracias, gracias por compartir tanto!