"En el mundo que vivimos lo importante es tener.  Tener pareja, una casa, una familia, hijos, hijas, una mascota, un perro, coche, ropa, mucha ropa, teléfonos, computadora, fama, dinero, poder. ¿En un mundo así qué significa ser?

¿Yo, quién soy? ¿Qué decisiones he tomado? ¿Cuál era mi deseo más poderoso, el más importante de todos? ¿Qué quería para mí, únicamente para mí? No lo recuerdo.

¿Soy quien yo quería, o soy la que quieren los demás que sea? Hay demasiadas voces en mi cabeza, ¿por qué tengo que tengo que darle gusto a todos menos a mí?

¿Soy la obediente, la que cumple los requisitos para ser normal y que la que la quieran?

El sacrificio del amor requiere todo de mí, vaciarme de mi, olvidarme de mi, no ser ya nunca más yo, ser puro amor para los otros, para él. Puro amor para él, porque me educaron para renunciar a mi sueño y yo aprendí a rendirme antes de intentar cualquier cosa. ¿Fui educada para rendirme, para admirar el sueño de él?

Me dijeron que habría libertad, placer, prestigio y conocimiento… para él. Que para mí había quedado el dolor de parir, las lágrimas y un profundo miedo a la soledad. Que las emociones fuertes las habría de vivir a través de las telenovelas, las películas y las revistas. Eso me dijeron yo me lo creí ¿será por eso sigo educando así a mis hijas y a mis hijos?

¿Será por eso que tengo unas ganas locas de ser otra, de inventarme una vida distinta, divertida, con muchos tipos de placeres, de estar contenta con mi cuerpo, decir fuerte lo que pienso, que todos oigan mi voz? Quisiera dejar a mi marido, tener la libertad de la soltera, ser la rara, la feliz, la egoísta, la que estudia.

¿Será por eso que tengo unas ganas locas de ser otra mujer? Unas ganas locas de ser la que no se muere de amor".

Texto inicial para mi nuevo monólogo titulado Ser o no ser una mujer normal. Mi nueva personaje se llama Blancahernández, nacida en la Ciudad de los palacios, aunque nunca ha vivido en ninguno, es originaria del reino de Iztacalco.