Hace cuatro meses, a las 18:31 horas llegaste a mi vida. Después de nueve meses de llevarte dentro de mí, de cantarte, de acunarte, después de aprender y vivir muchas cosas juntas, siendo una, viviendo el milagro de un cuerpo con dos corazones, después de eso, te pude tener entre mis brazos.

Ahora duermes junto a mí y aprovecho este momento para escribirte esta carta, de repente buscas mis manos entre sueños y te acaricio, suave, para que sepas que no estás sola.

Antier, cuando…

Me puse a leer entradas de hace un año ¡qué distinto era todo!

Por estas fechas estaba empollando a la muñeca que duerme a mi lado. 

Ahora me doy cuenta de que tengo que hacer un trabajo grande de recuperación de mi ser-mujer. Y es que con esto de la maternidad y las horas de trabajo y escuela, me he perdido de pequeños momentos conmigo misma.

Me sorprende ver en mis textos anteriores toda esa confianza de que todo saldrá bien. A veces no me acuerdo de llevarme la fe…