Para MR, a quien admiro por ser una de las mujeres más poderosas que conozco.

No hay lugar más seguro en el mundo que tu cuerpo. No por nada la naturaleza eligió que los hijos crecieran dentro de él en su etapa más tierna.
Tu cuerpo es dador de vida, pero también es protector. Tus manos reaccionan sin que lo pienses cuando tu hijo está en peligro, tu mente se distrae si escucha el llanto de un niño aunque no sea el tuyo.
No hay persona en el mundo más capacitada para atender a tu hijo, sólo tú lo conoces a la perfección, sólo tu instinto es capaz de saber si su llanto es de hambre, frío, humedad, dolor de panza o un cabello enredado en el dedo pequeño de su pie. ¿Quién más puede saberlo?
Tu hijo sabe que no puede confiar en nadie como confía en ti. Por eso llora cuando brazos extraños lo toman, por eso no se limita al comunicarte sus necesidades, sabe que lo escucharás y comprenderás.
Tu cuerpo tiene conexión con tu bebé aunque tú no la veas, aunque no la entiendas, y sólo tu cuerpo puede satisfacer las necesidades del bebé.
El término ‘buena madre’ no existe, es algo subjetivo porque nadie sabe qué es ser buena madre. Lo único que te queda es ser la madre de tu bebé, abrazarlo, amarlo.
Las enfermedades llegarán, los accidentes ocurrirán pero siempre que estés a su lado él estará mejor. No hay mejor manera de curar a un bebé que no sea el contacto con la piel de mamá.
No tengas miedo de nada, confía en tu instinto, ese que desde que te conoces realmente sabes que te saca de los apuros. Tu instinto te dirá qué hacer y cómo hacerlo.
Mamá, ámate. Ámate porque tu cuerpo es una cuna que sana y duerme, que alimenta y consuela, que calienta y da seguridad. En el mundo no habrá ser humano capaz de hacer sentir a tu hijo tan protegido como tú lo haces.
Mama, ámate, porque eres una mujer maravillosa, hábil y fuerte.
Confía en que estás enseñando buenas habilidades a tu hijo, en que es capaz de pasar tus cinco minutos de ducha en los brazos de alguien más si así lo necesitas. El espíritu de guerreros es cosa de genética y tú eres una guerrera.
Sí, te vas a equivocar, como lo hizo tu madre y su madre y la madre de tu madre. No importa siempre que corrijas el rumbo al darte cuenta de tu equívoco. No tengas miedo de ser una mujer preguntona si eso te proporciona la seguridad que necesitas para seguir adelante. Pide ayuda si la necesitas, cualquier tipo de ayuda que necesites: con la casa, con la ropa, con la comida, con el bebé, con tu psique. Pide ayuda si la necesitas, eso te dejará ser una mujer sana.
Rodéate de mujeres que quieran formar parte de tu tribu, que sean parte de tu red, que quieran ayudarte y sostenerte emocionalmente en esta pesada pero hermosa etapa que se llama crianza.

Mamá, ámate porque tu cuerpo es la mejor cuna del mundo.

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Comentario

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Comentario de Renata Rodriguez el junio 7, 2015 a las 9:05am

Ross, te das cuenta de que ese mismo cuerpo está siendo la cuna de la madre hermosísima que estás criando dentro de ti? Tu sabes cómo te quiero. Te mando un abrazo rompehuesos, estás padrísima, amiga!

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