Me encanta contarles de mi nueva profesión. Si, después de mis 50 años: ¡Me han autorizado para ejercer cómo coordinadora parental en la provincia de Saskatchewan, Canadá! ¿Pero qué es una coordinadora parental? Con el incremento de divorcios y los problemas que muchas veces las parejas experimentan al no saberse separar adecuadamente, los juzgados familiares se han convertido en recurrentes visitas de la familia en conflicto, sin que el problema necesariamente se resuelva, puesto que la materia del incidente no es realmente lo que debe resolverse. Todas las vueltas al juzgado, ante una persona ajena al matrimonio, la relación y a los hijos, se centra en el poder y conflicto permanente en que la pareja se ha incrustado en una danza de opuestos. Así que quien interviene es una coordinadora parental.
En este conflicto los juzgadores se ven sobrepasados por los oponentes, quienes nunca se muestran contentos con las decisiones judiciales y promueven interminablemente incidentes, apelaciones y amparos. Esta pelea infinita no es exclusiva de una sociedad, en el mundo actual, cualquiera que sea la justificación que queramos considerar, el divorcio es cotidiano y sus consecuencias, en un alto porcentaje involucran a los hijos, quienes son, realmente en muchos casos, ser una especie de trofeo para los contrincantes. Es por ello que en EEUU y Canadá se ha creado la figura del coordinador parental. Esta nueva profesión, con conocimientos de psicología, trabajo social, conserjería, mediación, arbitraje y derecho, sirve para descongestionar al poder judicial y de forma profesional dedicarse a la familia, decidiendo las cuestiones que devienen de la guarda y custodia.
Pero si ya está determinada la guarda y custodia, uno pensaría que ya no hay problema, pero no hay nada más erróneo. En Estados Unidos y luego en Canadá, se observó cómo las parejas regresaban con muchos problemas, para que el juzgador decidiera, por lo que ahora, una vez que el juez dictó su sentencia determinando quien o quienes tienen la guarda y custodia del niño, el asunto se remite, ya sea por orden judicial o por decisión de los padres a una autoridad distinta: la coordinadora parental. Ella en una función de mediación/árbitro actúa buscando siempre el interés superior del menor y primero intenta consensuar y si no lo logra define en un laudo, las pequeñas grandes diferencias que existen entre los padres dentro del marco delimitado por el juez y conforme a la legislación aplicable; pero además considerando las condiciones particulares de la familia, sus intereses, tradiciones y valores.
La coordinadora parental realiza un convenio con los padres por 2 años (puesto que este tiempo le permite conocer a la familia y sus intereses), en algunas legislaciones el convenio es privado y aprobado por el juez y en otras la coordinadora parental actúa como funcionaria pública. Su conocimiento y relación con la familia, implica el conocer sus valores, problemas, educación e identificar las necesidades del menor. Con el menor se relaciona hablando desde un lenguaje no invasivo o valorativo. Sólo para poder un ejemplo, el coordinador parental podrá ser un agnóstico, pero si está trabajando con una familia religiosa, deberá de ser capaz de definir los intereses de la familia, cómo ájenos que son a los propios y desde ese marco definir cuestiones que le atañen al niño. Podrá también entender qué importancia tiene para los padres el estudio de ciertas materias y cómo esto le afecta al menor. Su función puede incluir el definir escuelas, cursos, reuniones o ceremonias, vacaciones, etc.
La imparcialidad de la coordinadora parental implica el estar consciente de sus circunstancias personales, sus emociones y experiencias. Debe mantener su vista en los niños y en el impacto en que los acuerdos de sus padres y decisiones que ella tome tienen; escuchando cuidadosamente a ambos padres, esforzándose en que todos sus laudos, cuando el consenso no se logre, sean tomadas de acuerdo a datos veraces y lógicos, para que, a ojos de un observador ajeno, sus decisiones sean racionalmente claras y defendibles. Sus calificaciones son por tanto extremas en diversas materias: cómo es el más de 10 años en la materia de derecho familiar, madurez, conocimiento de violencia doméstica, psicología, trabajo social, mediación y arbitraje. Por eso, estoy hiper contenta de estar capacitada para realizar la función.
Este trabajo es desgastante, demandante y reitero, altamente calificado, pues es una especie de super padre/madre, que se involucra en familias ajenas por un largo periodo de tiempo en donde los niños resultan beneficiados por la figura y a la larga, la mayoría de las conflictivas parejas encuentran que su función vale la pena. Por eso, estoy feliz de haber reunido todos los requisitos. tener una nueva profesión en mi vida y estoy ansiosa con comenzar. ¿Ustedes que opinan?
