He dejado al último las mejores relaciones:
Conozco a un hombre, caballeroso, amable, atento, destacadamente cuidadoso de mí, pero por quien no siento ni la menor atracción, escribimos mucho, me encanta como escribe, su forma de pensar es extraordinaria, no me gustan algunos detalles de él y lo encuentro interesante de conocer, pues sus diferencias parecen una forma asombrosa y opuesta de ver la vida para llegar a los mismos valores, pero no veo la existencia de algo que me permitiera hacer una vida a su lado. Solo como ejemplo, yo evito todas las fotos de accidentes y pese a mi trabajo, no me gusta ver lesionados ni muertos. Él tomaba fotos de accidentes, pretendidamente para evidenciar ante sus empleados el cuidado al manejar, pero imaginarlo sin el respeto a las víctimas o pena ajena, no era algo apetecible. Luego, me regalo un perfume ¿Será que solo mi mamá sabe que a una mujer solo se le regala el perfume que usa? Aquí el problema es quizás una percepción mía, pero él no es lo que yo quiero y en eso soy muy clara.
Pero no todo es así, todavía no puedo creer el perfil tan increíblemente extraordinario de un amigo entrañable: John. Personaje de novela, la mejor escucha del mundo, interesante, culto, guapo, con acento suavizado argentino, jubilado y gringo de corazón. No sé si pueda describir el cariño que le tengo a John, lo que ha sido en mi vida: mi compañero inseparable por año y medio, un hombre que a mi juicio representa la palabra hombre en todo su contexto; un compañero de penas, un alma que me levanta en los problemas, el mejor halagador en momentos grises, el mejor ubicador, el mayor motor, motivador y crítico, con quien lloro y quien me hace reír, quien me cuenta el lado masculino a mi incomprensión femenil; quien me acompaña y entiende. ¿Existe algo mejor? Muero de ganas de poder volver a hablar con él, Skype me ha hecho tenerle confianza a una figura concreta y no sólo escribir, ¿pero es necesario que desglose como él me enviaba canciones cuando veía mi tono triste o en la oficina me llegaban recados con poemas que me hacían sentir la única mujer del universo? Es un hombre extraordinario, solo al pensar en él una sonrisa se dibuja en mi rostro, la cara se me ilumina al hablar de él y pienso que Dios me lo envió para acompañarme en el duelo. Pero lo curioso, él es ateo –yo profundamente católica-, pero de un ateísmo exaltando la humanidad, benevolencia y comprensión, así que entre él y yo no existen diferencias, si ambos respetamos profundamente y amamos al ser humano. Nunca ha sido pertinente pelear realmente por algo trascendente. Uno de estos días voy a ir a visitarlo, pero mientras tanto he disfruto algo que nadie, casi, tiene, una amistad incomparable, flores tan extraordinariamente lindas como “verte para mí es como ver un cuadro que me encanta, nunca me canso de verte y por eso te tomo fotografías”. Quizás nunca lo conozca o al hacerlo se pierda el encanto, pero ¡Gracias Dios mío por poner en mi camino a John! No es un amor lo que tengo con él, él creo anda con una mujer peruana, pero tenemos un vínculo de amistad indisoluble y quizás el hecho de que estamos lejos, pueda cambiar aquello de que la amistad no existe entre hombre y mujer.
También conocí a un hombre guapísimo, o por lo menos a mí en un tiempo me lo pareció, con defectos tan tangibles como los míos, él no era precisamente el más fiel, pero me hizo sentir bien amada por un corto tiempo, cuando estaba con él, que evidentemente pienso que su compañía me ayudo. No fue permanente por su infidelidad y no iba a estar mucho tiempo con él, de hecho no anduve con él, pero me levantó el ánimo, acompañándome en este proceso de reencuentro. Ojala él hubiese podido haber aprendido algo para continuar con su camino, quizás con alguna lección aprendizaje. Pero saben, Dios me lo mando y yo tome lo que me convino. ¡Disfrute su compañía, alegría, laboriosidad, optimismo, entusiasmo y compromiso con una continuidad de vida y su papel de padre! Lo dejo para que le sirva a todas las que se encuentre o lo encuentren. Ojala tomen lo bueno y no salgan lastimadas en la aproximación.
Tengo la obligación de decir que mi búsqueda por el mundo parece haber terminado. Lo imposible sucede, las cosas que deseamos intensamente... llegan. Toman tiempo, pero definitivamente existen. La ilusión se convierte en vida y lo que en un momento parecía tan lejano, es mío.
Creo que muchas veces Dios se cansa de gritarnos, de mandarnos señales para llevarnos a donde debemos dirigirnos. Hoy, todo me parece tan claro. He aprendido, la vida me ha enseñado y he tomado el camino correcto.
Había que definir primero lo que quería, tomar prioridades, considerar diversas opciones, pero saber sobre todo quien era yo. Que ofrecía, que no ofrecía y que podía o no podía tomar y requerir con urgencia, que podía no considerar y que debía tener en el otro, sin realmente una necesidad, pero si un complemento. Que era lo que conservaba y de que me despedía.
Pues bueno, allí esta. Me despido de odios y resentimientos estúpidos, que no me llevan a ningún lado y solo envenenan mi vida presente y futura. Digo adiós a cuestiones que me etiquetan, que etiquetan al otro y me impiden descubrir que sus diferencias me enriquecen. Me despido de lo malo y de críticas que no me permiten el cambio, sino se limitan a marcar errores, sin dar opciones o posibles soluciones. Me libero de aquello que no me fortalece, pero solo me retrae y lleva al pasado.
Recibo en cambio, con los brazos abiertos al amor, el amor a la vida, al hoy, a lo que viene, a lo diferente que me hace conocer lo opuesto y crecer en mí, con otro. Tomo la sonrisa y la lagrima, soy responsable de mis emociones, sentimientos y mi vida. Respondo ante Dios y mi familia de lo que no debí hacer, lo que tolere y ahora, con más fuerza, tomo la vida. Amo la vida, amo al hombre, no como opuesto, sino diferente y mi complemento. Entiendo a través de un hombre maduro, increíble y apuesto, de un lugar lejano, solitario y frio, ¡que el hombre es extraordinario! ¡Que un hombre siente igual o más que yo! Que un hombre es también vulnerable y social, que en su cascaron es tan susceptible como el mío. Entiendo pasiones diversas a las mías, por la tierra, la siembra y cariños semejantes del cuidado de la familia e hijos, en términos diversos y sin embargo tan similares a los míos. Comprendo la trascendencia del dinero, del cuidar el gasto, de no gastar de más. Puedo sentir el frio exterior y el silencio interno. La compañía ausente y la belleza en la naturaleza, que despierta del invierno. Quizás así este yo, despertando poco a poco de un frio intenso, que duro años. Hoy, continuó sabiendo que mantengo lo relevante: mi alma, la esperanza e ilusión de encontrarme en otro.
Puedo hoy decir que he tomado un largo viaje para llegar aquí, un viaje interno sumado a un largo camino de kilómetros y tiempo, que me trae de regreso a un país ajeno, pero un país que en el frio se torna cálido y al cual me unen muchas historias y recuerdos. Me regresa a lo que en cierta forma es mío. Me trae a un hombre sensible, amoroso, tierno, fuerte, rustico y familiar. Un hombre cercano a mí y al fin, diferente, ¡a mi amor! Una cobertura diferente, tan cercana que puede parecer tan extraña, como adecuada.
En pocas palabras, intenten el amor, busquen el amor, si eso es lo que quieren. Posibilidades existen, pero por favor, ahora antes de encontrarlo o creer encontrarlo en alguien, ya con mejor edad –ven como todo es cuestión de óptica- busquen lo que quieren, no cejen hasta encontrar algo de lo que buscan, no se enrollen con el primero que se encuentren, ustedes y yo nos lo merecemos. Es tiempo de valorarnos, de saber que lo que no tuvimos existe y que si no nos lo dan, es mejor seguir buscando, encontrar nuestro propio camino.
¿Cómo llegue yo al amor? Fácil, fue Dios quien me llevo a él y claro, yo le ayude un poquito.
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