Aung Sun Suu Kyi, Shirin Ebadi, Wangari Maathai, Jody Williams, Rigoberta Menchu, Leymah Gbowee, Mairead McGuire y tantas otras cuyos nombres, tragedias y esfuerzos nunca conoceremos nos llaman a encontrar una voz para nosotras las mujeres. Mujeres, mayoría desconocida y menospreciada, que no obstante a nuestro conocimiento y necesidad en el mundo de cambio, continuamos luchando por igualdad, mientras el ácido lastima nuestra cara y la ignorancia nuestras almas. La esperanza no se conquista sin trabajo, sin esfuerzo, por lo menos no es así para nosotras y aunque en este 2021 la violencia familiar ha incrementado, los ataques en contra de nosotras, sólo por ser mujeres aumentan, es momento de que volvamos a ver nuestra forma de educar a nuestros hijos, de reaccionar ante el mundo y continuar en nuestra busqueda de un lugar digno. Quizás nuestro valor sea lo que provoca tales envidias, pero me queda claro que juntas podemos seguir caminado. Y que si algo no se escucha debe repetirse, porque el problema no es de México, sino tristemente mundial y si las autoridades no lo reconocen, la forma de que nos escuchen debe ser por nuestra tenacidad. ¡Un beso para todas y abrazo cariñoso a la distancia, con la certeza de que somos muy valiosas!