(aunque a veces no lo notemos)

Hubo un tiempo en que las mujeres no podían estudiar, votar, trabajar fuera de casa o simplemente caminar sin ser cuestionadas. Y aunque muchas cosas han cambiado, ocupar un espacio —cualquier espacio— sigue siendo un acto cargado de historia.

Porque no siempre se pudo. Porque hubo que ganarlo. Porque aún hay quienes lo resisten.

Hoy entramos a una sala de juntas, subimos a un escenario, abrimos un micrófono o firmamos un contrato… y a veces se nos olvida que eso, hace no tanto, era imposible.

🚪Cada vez que una mujer entra donde antes no estaba, algo se mueve. Se ensancha el mapa. Se expande la posibilidad para otras.
Se transforma la idea de lo que es “normal”.

Y no es solo por nosotras. Es por las que vendrán.

👉🏼 Ocupar espacios también es construir. Y hacerlo con conciencia… es ejercer poder.