El tiempo pasa rápidísimo. Este año, Mujeres Construyendo cumple 16 años. Si contamos el momento en el que la semilla se sembró, estaríamos hablando de 18.
Recordar la historia importa. No por nostalgia, sino porque esta también es una historia colectiva. La comunidad que hoy existe no surgió de la nada. Nació de una inquietud, de una ausencia, de un momento de transformación personal que se cruzó con una realidad digital que me sacudió.
En 2007 me separé, después de muchos años de trabajo muy intenso, de viajes constantes, de apostar todo por una vida que, creía yo, seguiría cierta ruta. Pero no fue así. Me divorcié un año después. Y decidí tomarme una pausa.
No lo sabía aún, pero esa pausa iba a transformarlo todo.
Volví a dar clases, después de años fuera del aula. En ese regreso, algo me sacudió profundamente: la tecnología había avanzado de una manera que no concebía. Internet era para mi como el "Wild West", Facebook era la tierra de nadie, Twitter (si, se llamaba Twitter, no "X") un espacio de otro planeta, algo que me era completamente ajeno. Mis alumnas y alumnos navegaban con total seguridad en ese mundo y tenían blogs. Yo no.
La materia que impartía era de comunicación internacional, una de mis pasiones de la vida. Hablaba de tendencias, herramientas, impacto de la comunicación en las relaciones internacionales y estos nuevos elementos los comprendía teóricamente, pero no en la práctica. No tenía ni siquiera un blog. Así nació mi primer blog: Conversaciones de Café. Lo firmaba como LaClau. No me atrevía a firmar con mi nombre porque venía de una trayectoria en el sector público y mis publicaciones en libros y artículos eran de otra naturaleza.
En ese contexto, mi adorado blog se convirtió en mi refugio, mi laboratorio, mi espacio para volver a usar la palabra sin el peso del título ni del currículum. Venía del mundo institucional, académico, oficial. Escribir ahí, en ese espacio nuevo, era escribir desde otro lugar: un lugar de vulnerabilidad, de posibilidades, de libertad, de palabras llenas de mundos, con temor y dudas, pero con mucha, mucha emoción. Esa emoción que te da explorar lo desconocido, con sabor semidulce y semiamargo a veces.
Y el mundo cambió.
Ese año sabático que pensé sería de aislamiento, de silencio, se convirtió en un puente hacia otra realidad, lleno de creatividad, innovación y descubrimientos. Yo, que era una completa analfabeta digital, me metí sin saberlo en el corazón de una revolución. A través del blog conocí a muchas personas y la mayoría eran hombres. Como soy curiosa, empecé a investigar: ¿dónde están las mujeres?
Descubrí algo que me cimbró:
Esa cifra me impactó. No era posible. No podía ser que estuviéramos tan ausentes, tan silenciadas, tan fuera del relato. Ahí se sembró una semilla. Me llené de dudas y preguntas.
Lo primero que pensé fue: si las mujeres seguimos calladas en este espacio, nuestra realidad seguirá siendo invisible. Las demás preguntas surgieron de manera natural:
¿Qué pasa cuando las voces de las mujeres no están en internet?
¿Qué mundo se construye sin nosotras?
¿Y cómo sería uno en el que sí estuviéramos presentes y nuestra voz fuera escuchada?
Ese descubrimiento lo cambió todo. No tenía idea de lo que vendría después.
Les seguiré contando la historia de Mujeres Construyendo y del recorrido a lo largo de estos años. Esto es el inicio.
Claudia Calvin
Fundadora
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