No voy a llorar
para olvidar mis penas
que, entre huellas y lágrimas,
llegan hasta el fondo de mi corazón.
No me quiero despedir,
sabiendo que estamos divididos
entre dos océanos de olvidos,
aunque exista la forma de encontrarnos.
Entre huellas y lágrimas te espero,
renegando del destino que me condena
a una soledad eterna, sin sentidos,
sin aventuras y sin cariño.
Aún miro el reloj de los recuerdos,
aún espero como niña una sorpresa,
aún necesito saberme parte tuya
sin importarme tu vida con otra compañía.
No voy a llorar
para olvidar mis penas
que, entre huellas y lágrimas
llegan hasta el fondo de mi corazón.
María Victoria Campos Pérez
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