En el siglo XXI, la libertad ya no se suprime con bayonetas, sino con emociones. Hemos entrado en una dictadura emocional que no impone silencio por decreto, sino por culpa. Una sociedad entrenada para avergonzarse de pensar distinto es el sueño de cualquier poder autoritario. En nombre de la igualdad se predica el resentimiento, y en nombre de la inclusión se exige sumisión.
El individuo deja de ser fuente de…
Continuar