Morena llegó como una promesa de regeneración nacional. Y por un tiempo, lo fue. Encarnó la rabia legítima contra décadas de simulación, corrupción y cinismo. Pero el poder, ese espejo implacable, no perdona a quien olvida mirarse.

Hoy, la fuerza dominante del país camina en la cornisa del exceso. Porque cuando la moral se convierte en dogma, cuando el disenso se castiga como traición y cuando el pasado se usa como justificación eterna, la transformación corre el riesgo de volverse farsa.

El huachicol fiscal, la red de complicidades que empieza a rodear a figuras cercanas al obradorismo —como el caso de Hernán Bermúdez—, y la tolerancia selectiva hacia ciertos aliados, no son errores aislados: son síntomas de un partido que empieza a sentirse intocable. Y la historia mexicana es clara con los partidos que se creen eternos: primero pierden el contacto con la calle, luego con la conciencia.

Claudia Sheinbaum ha heredado no solo el poder, sino la responsabilidad de gobernar con una legitimidad que no le pertenece del todo. Si su administración opta por encubrir en lugar de transparentar, justificar en vez de corregir, o reproducir estructuras en vez de desmontarlas, el desgaste será vertiginoso.

¿Será posible que la caída de Morena no vendrá por un escándalo, sino por una acumulación de decepciones? 

El respaldo electoral de Morena ha sido atribuido, en gran parte, a su eficaz red de programas sociales. Y con razón: más del 70 % de los hogares mexicanos recibe al menos un apoyo federal, ya sea pensión, beca o ayuda directa. Ese dato no solo habla de cobertura: revela una estrategia profundamente emocional, que ha logrado instalar en millones de ciudadanos la sensación de que por fin hay un gobierno que los ve.

Sin embargo, el verdadero blindaje de Morena no está en las urnas, sino en la continuidad de ese pacto de bienestar. Si ese flujo constante de transferencias directas se percibe en riesgo —por ajustes fiscales, recortes presupuestales o presiones externas—, el andamiaje emocional que sostiene su legitimidad podría tambalearse.

La pregunta que hoy pocos se atreven a formular en voz alta es: ¿puede México sostener esa estructura de apoyos sociales sin una reforma fiscal profunda, en medio de una creciente deuda pública y un gasto estructural que no deja de subir? Y si la respuesta es no, ¿qué pasará con los 24.8 millones de hogares que hoy se sienten parte del proyecto?

El riesgo no es sólo financiero. Es narrativo. Porque la base más leal del oficialismo no está formada necesariamente por ideólogos, sino por ciudadanos que valoran lo concreto por encima de lo abstracto: que el dinero llegue, que la escuela funcione, que la pensión no falle. Si eso se erosiona, la lealtad no se desvanece: muta, se resiente, se replantea.

No hay datos concluyentes sobre cuántos de esos beneficiarios votan exclusivamente por los apoyos. Tampoco se sabe cuántos cambiarían su voto si el programa se redujera, se volviera insuficiente o simplemente perdiera credibilidad. Pero en política no se espera a tener certezas: se actúa con base en proyecciones, y esta es una que Morena haría bien en considerar.

Un gobierno puede mantener su base mientras cumple el contrato tácito del bienestar. Pero cuando la deuda amenaza con devorar el presupuesto, ese contrato se vuelve frágil. Y si alguien más —una oposición seria, inteligente, propositiva— logra proponer programas igualmente robustos pero con mejor diseño y transparencia, el monopolio del bienestar podría romperse.

Porque el verdadero desafío no es entregar dinero, sino sostener la esperanza. Y cuando el presupuesto ya no alcanza para ambas cosas, hay que elegir qué tipo de país queremos construir, si no lo hacemos, el 2027 o el 2030 no marcarán el fin de un ciclo. Marcarán el inicio de una nueva desilusión nacional.

El poder sin espejo siempre termina extraviado. Y un país sin contrapesos, también.

Vistas: 1

Comentario

¡Tienes que ser miembro de Mujeres Construyendo para agregar comentarios!

Únete a Mujeres Construyendo

Comunidad global de mujeres que convierten la palabra en acción, la sororidad en fuerza y la tecnología con conciencia en transformación.

Contacto

info@mujeresconstruyendo.com

¡Sigamos conversando en nuestras redes sociales!

 



© 2025   Creada por Mujeres Construyendo.   Con tecnología de

Insignias  |  Informar un problema  |  Política de privacidad  |  Términos de servicio