Ayer en la tarde tuve una reunión con algunas amigas en el Starbucks: llegué primero y me sentí con mi Chai-latte a esperarlas. Fueron llegando con sendas bebidas y poco después de los saludos, empezaron a sonar los teléfonos, al terminar las llamadas y entre inicios de conversaciones o alguna extraña pregunta como ¿Cómo están tus hijos? Empezaron a sonar los mensajes y empezó el ruidito ¡tic, tic, tictictic,tic, tic, tic…. ¡! Así hasta el infinito. Toda la tarde se rieron con sus…
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