Por Gabriela Vargas G.
Me levanté por lo abrumador del silencio alrededor de mí. Estaba tan acostumbrada a tenerte a mi lado, a tu respiración pausada, a robarte un pedazo de la sábana que te empeñabas en jalar noche tras noche. Quizá porque en tus sueños, te gustaba estar solo.
Faltaban dos días más para cumplir mi cuarentena. Había pasado…
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