INSUMISAS: ¿SIN PERMISO PARA EL CAMBIO? Por: Gabriela Vargas G.

"Cada conquista de las mujeres ha provocado una contraofensiva. La historia del feminismo es también la historia de sus enemigos".

Gabriela Vargas G.

 

Cuando leí la obra de Tzvetan Todorov “Insumisos”, me pregunté porque no habría más referencia a mujeres. Sin duda hubo miles, pero no se escribió su lugar en la historia. La reivindicación de nuestros derechos ha sido un largo proceso de irreverencia de muchas mujeres a los roles establecidos a nuestra existencia.

Si a ello agregamos que la cultura y sociedad ha enaltecido y vanagloriado nuestra sumisión al poder, en todas sus formas, podríamos ser calificadas las mujeres en la historia, como insumisas ante un sistema patriarcal que busca reproducirse permanentemente.

El silencio, la fidelidad, la abnegación, y el trabajo sin descanso, se han socializado y promovido históricamente como nuestras mejores virtudes. Seguramente estás pensando que no es el caso tuyo. Tú acudiste a la escuela, tus padres te apoyaron en tus estudios, incluso trabajas y tienes proyección en tu empleo. Si ello no fuera poco, decidiste vivir sola y lo estás disfrutando.

Esa condición temporal te ha hecho creer que no has sido objeto de discriminación. Incluso consideras que el feminismo es un movimiento extremo de mujeres que se han permitido ser “víctimas”, cuando han tenido la oportunidad de no serlo. Como si nuestro lugar en el mundo dependiera solo de nuestra determinación.

Temo decirte que esa privilegiada circunstancia tendrá como límite la delgada línea de lo incómodo. Sí, tendrás esa condición en tanto no rompas con esos cánones e incomodes a la costumbre, a la tradición, a la sociedad, y …al poder.

 

“Las mujeres no serán iguales fuera del hogar mientras los hombres no sean iguales dentro de él” dijo Gloria Steinem. ¿Se ha transformado el paradigma? Ahora mismo podemos afirmar que no, y que estamos presenciado un proceso regresivo a nuestros derechos en el mundo. Algunos ejemplos:

 Afganistán

Desde la toma del poder por los talibanes en 2021, ha sido uno de los casos más extremos de regresión en los derechos de las mujeres:

  • Se ha prohibido a las mujeres asistir a la escuela secundaria y la universidad.
  • Se han impuesto severas restricciones a su libertad de movimiento, empleo y vestimenta.
  • El gobierno iraní mantiene políticas profundamente restrictivas hacia las mujeres, especialmente desde el estallido de las protestas tras la muerte de Mahsa Amini en 2022:

 Rusia

El gobierno ha promovido una agenda que afecta los derechos de las mujeres:

  • Despenalización parcial de la violencia doméstica en 2017.
  • Promoción de políticas natalistas que refuerzan roles tradicionales de género y desincentivan la autonomía reproductiva.

 Nicaragua – Gobierno de Daniel Ortega

  • El régimen ha reprimido fuertemente a organizaciones feministas y activistas:

 Polonia – Gobierno ultraconservador (PiS)

  • Restricciones casi totales al aborto, incluso en casos de malformación fetal.
  • Persecución legal de defensoras de derechos reproductivos.
  • Hostilidad hacia el feminismo y la educación en igualdad de género.

 Hungría – Gobierno de Viktor Orbán

Ha impulsado una ideología nacionalista-conservadora que limita los avances de género:

  • Eliminación de estudios de género en universidades.
  • Promoción de modelos familiares tradicionales como política pública.

A ellos se suman más recientemente los ataques directos y políticas regresivas contra las mujeres y la diversidad sexual, de gobiernos como el de Milei en Argentina, y Trump en Estados Unidos.

 

Los demonios no estaban dormidos. Su permisibilidad y distracción para abrirnos lugar en el espacio público y en el ejercicio del poder parece estar llegando a sus límites. Se esperaba que tuviéramos presencia, pero nunca incidencia. Esa incomodidad está asumiendo formas violentas, de confrontación directa, por nuestra pretensión de cambiar el destino manifiesto que nos fue impuesto hace cientos de años: reproducir y cuidar a nuestra especie.

 

Hoy surge el temor fundado de ver caer como en efecto domino las conquistas que han costado generaciones y vidas. Que en pleno siglo XXI nuestros calificados “excesos” se están volviendo en el argumento hoy por hoy, para “regresarnos a nuestro lugar”, y confinarnos al ostracismo histórico del que tanto nos ha costado salir.

 

Hoy somos testigos del regreso de gobiernos y políticos autoritarios que descalifican nuestra voz, la silencian. Que desconocen nuestros derechos, los eliminan. Que nos cosifican, naturalizan la agresión a nuestros cuerpos, y con ello, nuevamente, la discriminación hacia nosotras.

La historia da cuenta de múltiples mujeres insumisas que dejaron una huella para que no olvidáramos el camino recorrido. Hoy el presente nos exige proyectar con nuestras voces y actos una resistencia a ese orden dominante que no es nuevo, pero tampoco infranqueable. Nos ha colocado a todas las mujeres, lo asumamos o no, como insumisas. ¿Estamos lista para hacer un frente común ante la ola del retroceso?

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