Hace exactamente ocho dás, hice una propuesta con una de mis nietas.
Quedamos que nos daríamos este plazo para volver a escribir algo: una entrada, un mensaje, unas palabras que rompieran ya este mutismo, en que hemos caído.
Entiendo ahora, que esto fue una maniobra muy sutíl de su parte, para impulsarme, para empujarme, para obligarme a volver a entrar a mi blog de Abuela, Abuela. En una palabra, que volviera a abrir la…
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