Desconozco la razón, pero ayer, repentinamente, el desasosiego llegó de visita. Debo decir que no lo extrañaba, hacia mucho tiempo que no estaba por aquí. Llegó de imprevisto, sin avisar. Estaba en el aeropuerto esperando el avión para regresar a mi ciudad y de repente sentí frío y ganas de llorar. No sé qué pensé. Tal vez sentí lástima por mi misma cuando ví a algunas parejas subir de la mano a la sala de espera o cuando vi a otra pareja con su bebé. Me vi a mi misma, vi mi vida y me…
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