Las trabajadoras de aquella fábrica textil neoyorkina que inicios del siglo pasado fue incendiada y por cuyas chimeneas la gente relataba que se veía salir “humo morado”, no eran como cualquier otra de las personas de clase trabajadora con accidentes laborales en aquellos años de la industrialización norteamericana.
Eran mujeres pobres, inmigrantes, jóvenes en su mayoría, explotadas hasta la médula, quienes finalmente murieron calcinadas por el fuego que pudo haber sido…
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