Hace unos días me di un baño de tina que sigo añorando. No acostumbro bañarme en tina por múltiples razones: demasiada agua, te remojas y haces pasita, si no te duchas antes sólo es un caldo de ti... Etc.
Sin embargo decidí hacerlo y antes de poder dudar ya había cerrado el tapón, abierto la llave y vertido una gota de aceite de purificación y lavanda en el agua caliente que con los aromas desprendidos fueron incentivo suficiente para precipitarme meter un pie y sacarlo al instante…
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