La pandemia nos ha mostrado una vez más la relevancia de contar con capacidades para responder a situaciones de crisis. Ha puesto en evidencia que el cambio y la transformación es una constante en nuestras vidas, sin hacer excepción un solo ambiente, personal, psicológico, científico, tecnológico, educativo, profesional, laboral.  

Algunos días no queremos hacer algo o no sentimos motivación por hacerlo, en otros la ansiedad se apropia de nosotros, otros más sentimos miedo entre toda la cantidad de información que hemos procesado; y otros días parece que todo se junta, habiendo una combinación de todas estas emociones, sólo por mencionar un ejemplo de los cientos de días que hemos vivido. Sin duda también hay días en donde despertamos con la esperanza puesta, motivados, cantamos, bailamos, hacemos esa llamada a los familiares y amigos, agitando la rutina.

Vivimos al borde las emociones, y entre ellas buscando encontrar el lado positivo a esta nueva realidad en la que nos encontramos, ya que cualquier realidad es cómo un libro abierto, y en esta ‘nueva’, ¡tenemos que aprender a leerla!

Así que para aprender a leer esta realidad recordé el problema del ‘pescado fresco’, que los japoneses tuvieron.

Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas. Así que, para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar adentro.

Mientras más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les tomaba regresar a entregar el pescado. Si el viaje tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco, así que tenían un problema con esto, por lo que las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros. Así podían pescar y poner los pescados en los congeladores. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco y no les gustaba el congelado; por lo que, para venderlo tuvieron que bajar sus precios.

Para tener ganancias, tomaron una nueva medida, instalar en los barcos, tanques para los peces, de esta manera podían pescar los peces, meterlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa. Pero después de un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque. Estaban aburridos y cansados, aunque vivos. Los consumidores japoneses también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor fresco.

Muy probablemente te has sentido como pez en el tanque de algún barco pesquero, nadando, pero perdiendo el sabor ‘fresco’. ¿Cómo conseguir la frescura?

Si te pidiera una recomendación para los pecadores, ¿qué me dirías?

Mientras piensas en la solución, lee lo que sigue:

  • Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse tanto. Experimentan el mismo problema que las personas que se ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca maduran, o de quienes se hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Ahora regresemos a nuestra historia, como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla y se resume en esta frase:

"Las personas prosperan más cuando hay desafíos en su medio ambiente".

 

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras decidieron poner a los peces dentro de los tanques en los botes, pero ahora ponen también un ¡Tiburón pequeño!

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Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos.

¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, para mantenerse vivos.

Esta nueva realidad aprenderemos a leerla, tomando el actual desafío que ya tenemos, el tiburón está en el tanque, y si fue invitado o no, no importa, el hecho es que: ¡ya estamos todos adentro!

Tenemos que buscar una versión distinta, una nueva ruta, nuevos caminos, nuevas formas, conocer que los límites que considerábamos ahora son otros y muchos han sido superados. Quizá para algunos, habrá unos cuantos “tiburones” más que para otros, pero en cualquier tanque que te encuentres esto hará conocer tu potencial y tu voluntad por continuar, soltar el miedo, seguir alerta, pero siempre ‘frescos’.

Aprenderemos a convivir con los tiburones en la medida que nos sumerjamos en esta realidad, haciendo cosas en el presente para forzar al ‘Yo’ futuro a hacer lo necesario. La realidad eres tú mismo y tu relación con los demás (con todo lo que hay en el tanque).

Siempre habrá tiburones a donde vayas.

Estamos todos en el mismo sitio, donde siempre tendremos dificultades y ellas serán bienvenidas si las sabemos mirar como las oportunidades para encontrar nuevos caminos, para escuchar otras opiniones, para aprender nuevas maneras de ver la vida, para fortalecer nuestro espíritu y sacar lo mejor de nosotros mismos.

ENTRE DOS MUNDOS. Pequeñas reflexiones sobre educación y otras ...

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Comentario

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Comentario de Sandra Peña Dickinson el julio 29, 2020 a las 4:45pm

Genial! Totalmente de acuerdo! Encontremos la manera de seguir adelante!!!!

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