Día de las Madres en México, Perfección Imperfecta.

El siguiente contenido no es de mi autoría, pero me ha gustado tanto para compartirlo en esta red, además de aprovechar que en México la celebración al Día de la Madre esta a dos días y las emociones están ahora fluyendo en todo el país al no poder abrazarnos con la intensidad que deseamos y compartir con mamá.

Estar en distancia nos hace expresar de distintas maneras, con todo el cariño es compartido para todas esas Mujeres.

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La perfección de lo imperfecto

En el Día de las Madres qué fácil es hablar de las virtudes de una mamá, decir hasta el
cansancio que son sufridas y abnegadas, ejemplo de amor, paciencia, sabiduría, entereza
y muchas cosas más. Pero es difícil aceptar, y más en este día, que distan mucho de ser
perfectas.


Tal vez con eso en mente, nos llegue el recuerdo de todas aquellas veces que no estuvimos
de acuerdo con ella, cuando nos fue impuesta su voluntad o simplemente fuimos
apachurrados por la autoridad que representa.

Con unos años a cuestas te das cuenta que en realidad lo que más nos hace quererlas es
que se trata de seres imperfectos, con muchos más defectos que virtudes, muchas veces
con menos conocimientos que nosotros, pero con más experiencia práctica, pero, sobre
todo, sin ese conocimiento de vanguardia que la tecnología nos ha hecho creer que
tenemos y nos hace mejores. Como si el acceso a la información nos hiciera superiores.

No entendemos que el simple hecho de que sean imperfectas nos hace posible alcanzarlas,
porque, es fácil amar y apreciar las virtudes de una persona, pero quererla por sus defectos
la hace trascender más allá en el tiempo, le da un lugar privilegiado en nuestra existencia,
y, sobre todo, le asegura un lugar en la eternidad, en la eternidad de nuestra herencia
familiar, en eso que aunque reneguemos de ello, está grabado en nuestro ser sin que lo
hayamos notado y que a su vez, buscamos o buscaremos dejar a las futuras generaciones.

Mamá no está para consentirnos, mucho menos para cumplir caprichos o necedades de
chamacos tontos, no, mamá está o ha estado para tratar de llevarnos por el camino de lo
que ella considera “El bien”, para ayudarnos a trazar una ruta que nos lleve adelante, a ser
mejores que ella, a tener más éxito, cosechar más logros y alcanzar nuestros objetivos.

Pero en esa labor, seguramente ha tenido equivocaciones y también, las seguirá teniendo,
con esa calidad de ser humano imperfecto, lo seguirá haciendo, seguirá tratando de
hacernos ver y entender, a su manera, no hará pensar más, hablar menos y actuar
desinteresadamente.

Tal vez nunca hemos pensado qué difícil es hacernos entender, cuánto tardamos en darnos
cuenta de que sus verdaderas intenciones no son el darnos lata o entrometerse en lo que
creemos que es nuestra bien planeada y razonada existencia, sino mostrarnos alternativas
que no hemos visto, en darnos su experiencia y evitarnos dolores de cabeza, así, con lo
poco que creemos que saben, con sus ideas del siglo pasado o de principios de éste, con
su falta de información o con la falta de tacto, así es como un día las recordaremos y
notaremos sus enseñanzas.

Como seres humanos y como parte de sus defectos, también tienen preferencias, esas que
notamos sobradamente los que tenemos hermanos o hermanas, pero que un día nos
daremos cuenta que el apoyo hacia alguno de los otros no es porque sienta mayor afinidad
hacia él o ella, sino que se lo tiene que dar a quién más lo necesita, a ese que comete una
tontería tras otra. Y es que, con otro de sus defectos llamado terquedad, se empeñan en
dar oportunidades esperando que, con una más, llegue el entendimiento.
Si, sin lugar a dudas su labor es ingrata, reñimos con ellas, nos enojamos, nos hacemos
los ofendidos, pero un día al año nos volcamos en ellas porque, aunque no lo aceptemos,
reconocemos lo que hacen, sentimos su presencia o su ausencia y se nos abre el
entendimiento.

Ojalá, ojalá que mamá nunca les falte, porque van a extrañar esos defectos que tenía,
desearan escuchar esa voz que les advertía, que aprobaba o negaba, el grito estridente, el
regaño severo y hasta el castigo impuesto, y recordarán, como lo hago yo, una de las frases
que pareciera que aprenden todas las mamás: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve
perdido”. Y a los que ya las hemos perdido, solo queda resignarse y honrarlas de la manera
que ellas nos enseñaron: siguiendo adelante a pesar de nuestros propios defectos.

Muy en especial, quiero dedicar un pensamiento a aquellas que no tuvieron la oportunidad
de engendrar la vida, pero que, en algo que muchos podrían considerar una equivocación,
decidieron con el defecto de la terquedad, hacerse responsables de un ser que no provino
de ellas mismas. Vaya que merecen respeto y admiración.

Y qué decir de las que lo intentaron hasta convencerse de que no era físicamente posible,
de las que, haciendo caso a su instinto, guiadas por éste lucharon, sufrieron y gastaron por
un sueño que no pudieron alcanzar. Ellas que en el alma llevan la maternidad, también
deben ser recordadas, tal vez desde el papel de tías, así, siendo un poco de mamá de un
ser prestado.

Así pues, a todas las mamás, las que van iniciando, a las que llevan camino andado, a las
que están en el curso de especialización y se hacen llamar abuelas, a las que están
próximas a estrenarse en esta nueva etapa de su vida, a las que ya no están con nosotros,
a todas, les deseo lo mejor y les pido que nunca dejen de equivocarse, de ser imperfectas,
de ser humanas, porque eso nos hace poder alcanzarlas y amarlas, tal vez no como
merecen, pero sí de la manera que podemos.

Finalmente, a mi madre, donde quiera que esté, y si de alguna manera pudiera enterarse
de lo que escribo, le quisiera decir que la extraño, que me acuerdo de ella, no solo este día,
en todos, porque dejó en mí mucho de lo que ella era, porque me ayudó a desarrollar lo
que soy y porque me alentó a seguir adelante a pesar de mis metidas de pata. Estoy bien
mamá, por favor cuídame desde el cielo y espérame, que un día, si Dios quiere, estaremos
juntos otra vez.

Autor: AMG
Mayo de 2020

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