El cuerpo es el primer territorio de libertad, nos recuerdan desde Mujeres Construyendo.
Y me reconozco en esa idea porque, con los años, he comprendido que habitar mi cuerpo como un espacio soberano pasa por tomar decisiones muy concretas sobre cómo lo cuido, qué le ofrezco y, sobre todo, cómo escucho lo que me dice.
Durante mucho tiempo me dejé llevar por la rapidez de la vida, por ritmos marcados desde fuera y por lo que parecía “más cómodo”: comidas preparadas, productos envasados, rutinas en piloto automático. Hasta que comprendí que esa aparente comodidad tenía un coste demasiado alto: no solo para mi salud, también para mi sensación de libertad.
Hoy, mi soberanía empieza en la cocina.
Elijo alimentos frescos, preparo lo que como y presto atención a lo que entra en mi cuerpo.
Cocinar en casa se ha convertido en un acto de autonomía y de consciencia, incluso de rebeldía frente a un sistema que nos empuja al consumo rápido y sin reflexión.
Cada comida es una manera de decirme: “este cuerpo me pertenece y merece lo mejor”.
Pero no se trata solo de la alimentación. También decidí acompañar mi bienestar con productos que me aportan equilibrio y vitalidad y que forman parte de mi proyecto Sabia y Vital.
No los consumo porque alguien me lo haya impuesto ni porque estén de moda, sino porque me tomé el tiempo de probar, analizar y reconocer cómo me ayudan a sentirme mejor.
Esa, para mí, es otra forma de ejercer soberanía: elegir con criterio, con escucha propia, sin ceder mi decisión a las corrientes externas.
La mente, el lugar donde se juega mi verdadera libertad
Sin embargo, la parte que más valoro de mi soberanía corporal no está solo en la alimentación ni en los productos, sino en algo más sutil: mi cabeza, mi mente.
Mi mente es ese espacio íntimo donde cultivo la libertad más profunda.
La libertad de pensar por mí misma, de seguir aprendiendo, de crecer, de cuestionar lo que se presenta como verdad absoluta.
Ahí, creo yo, está la raíz de la soberanía: no dejar que otros definan qué es bueno o malo para mí, sino atreverme a construir mis propios criterios.
Cuidar el cuerpo es fundamental, pero cuidar la mente es lo que sostiene nuestras elecciones. Es lo que me da la claridad para seguir un camino propio sin dejarme arrastrar por corrientes que no resuenan conmigo.
La libertad de elegir también mi forma de trabajar
Esa misma claridad me llevó a dar otro paso: el de decidir cómo quería vivir y trabajar.
Durante años sentí lo que significa estar atada a una oficina, a normas que no compartía, corriendo en la rueda de la rata sin poder decidir realmente sobre mi tiempo ni sobre mi futuro.
POr surte me bajaron de la rueda (ya saben cuando llegué a Silver) y es cuando reaccioné ante esa falta de libertad, entendí que no quería seguir así.
Emprender fue mi manera de recuperar el control: marcar mis ritmos, decidir qué hago y qué no, y crear un entorno de vida más libre, incluso en algo tan básico como respirar aire limpio.
Ese cambio fue clave. Si podía decidir sobre mi trabajo y mi tiempo, también podía decidir cómo cuidar mi cuerpo, cómo alimentarme y qué valor darle a mi bienestar.
Y, sobre todo, podía vivir una vida que respondiera a lo que yo valoro, no a lo que otros me mandan.
Habitar mi cuerpo como decisión
Cuando pienso en todo esto, entiendo que mi cuerpo es soberano no solo porque decido qué comer o qué productos utilizar, sino porque también decido cómo pensar, qué narrativas aceptar y cuáles transformar.
Y esa convicción me conecta con algo más amplio: la certeza de que la democracia empieza en nosotras, en cada decisión íntima sobre este territorio que habitamos.
Por eso me sumo hoy a la reflexión que nos propone Mujeres Construyendo.
Mi cuerpo es soberanía porque es elección, consciencia y cuidado. Y cuando lo vivo así, no solo gano autonomía individual: también siento que contribuyo a ampliar el horizonte de libertad que compartimos entre todas.
Bienvenido a
Mujeres Construyendo
© 2025 Creada por Mujeres Construyendo.
Con tecnología de
Insignias | Informar un problema | Política de privacidad | Términos de servicio
¡Tienes que ser miembro de Mujeres Construyendo para agregar comentarios!
Únete a Mujeres Construyendo