Con cariño a Kari, Cynthia, Miriam, Ara, mis instructoras y a todas las que nunca me han dejado caer.
Hola soy Angie y hago pole.
Hace poco más de tres años hago pole fitness o lo que popularmente se entiende como tubo.
Una vez a la semana durante dos horas junto a mis compañeras de clase me subo a un tubo, giro, me contorsiono, invierto, hago figuras que son un reto a la fuerza, flexibilidad y a preguntarte cómo diantres se hace eso.
El fin de semana vi el documental Despójate, elévate que fue lo que me motivo a contar por primera vez lo que ha sido el pole para mí. Hasta hace unos meses cada semana subo vídeos o fotos.
No, no estoy romantizando una práctica, estoy hablando desde mi experiencia, lo que para mí ha significado.
Por años veía el estudio, me cuestionaba el entrar a clases, me daba pena, un día me animé, les escribí, fui a la clase muestra con tanta ropa que la verdad no recuero si pude o no hacer algo.
Tengo muy pocas fotos de los primeros dos años, no me gustaba verme, tardé ocho meses en invertir, no me gustaba lo que veía –como me veía-
Cuando empecé no podía ni quitarme la ropa frente a las compañeras, corporalidades distintas pero el mismo cuerpo cada una cargando sus prejuicios, con el paso de los meses fui descubriendo, repensando mi cuerpo, dándole paciencia y escuchando sus movimientos.
El pole es fuerza, es equilibrio, es dedicación, es concentrarte, cada una de las personas que estamos en esas clases entramos buscando algo diferente y en lo individual trabajamos lo colectivo.
Para mí el pole me ha dado una seguridad con mi cuero que no tenía, conocer de lo que es capaz y la fuerza que tiene, hoy sin decirlo cada nueva compañera buscamos que se sienta cómoda al incorporarse al grupo, no juzgamos los cuerpos, ni las fuerzas, cada una a su ritmo, a su tiempo.
Para muchas es un trabajo, para otras deporte, otras terapia, un estilo de vida y no importa el significado que cada una le demos, lo que es cierto es que todavía existe esa idea de imaginar que la práctica del pole en la versión que sea exótico art, fitness, busca el placer de otros pero se olvida que ese cuerpo le pertenece a cada una de nosotras y somos nosotras quienes desde la autonomía y decisión decidimos si nos subimos o no al pole.
Nunca encontraras un grupo más atento a tu seguridad que una clase de pole y aunque no lo pidas siempre tendrás un par de ojos mirando que pongas la mano donde va, la corva bien fuerte y gritaran “punta”.
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