Son tus ojos mi camino
al edén infinito de tu cielo.
Son tus lágrimas saladas,
la savia de mi árbol.
Son tus ojos mi lucero
en tu oscuridad diaria,
que perturba tu alma
al temer quedarte ciego.
Son mis ojos tu guía,
son tus ojos mi destino.
Tu cuerpo será mi hogar,
mi cuerpo será tu luz.
Son tus ojos mi camino,
al edén infinito de nuestro cielo…
María Victoria Campos Pérez
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