En este mes del Día del Internauta, 23 de agosto, resulta oportuno reflexionar sobre los impactos que, de acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, ha tenido el ciberespacio para, cuando menos, el 66% de la población mundial que lo utilizamos, es decir, para 5,300 millones de personas durante 2022.

Internet ha sido una herramienta muy poderosa que ha cambiado nuestras dinámicas diarias y formas de comunicación la cual, si bien nos ha traído importantes beneficios, también ha dado lugar a efectos adversos.

Un fenómeno que ha surgido a raíz de tener presencia continua en el ambiente virtual hasta el punto de saturarnos es el tecnoestrés, concepto que fue planteado, por primera vez, por el psiquiatra estadounidense Craig Brod, en 1984, para identificar las reacciones físicas y psicológicas negativas que nos puede generar el hecho de carecer de habilidades tecnológicas para aprovecharlas; o bien, la adicción o compulsión de emplear las innovaciones digitales indebidamente o en exceso.

Una de sus manifestaciones es la necesidad de permanecer en línea siempre, lo que puede llevar a otras afectaciones, entre ellas, revisar nuestros celulares constantemente; perder la noción del tiempo por estar inmersos en éstos; ignorar a quienes están a nuestro alrededor (phubbing); sufrir alteraciones en el sueño por usar, intensamente, los dispositivos electrónicos antes de dormir (vamping); o bien, tener accidentes por distraernos con ellos (smombies).

Al respecto, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2022 del INEGI da cuenta de que, en México, dedicamos 4.5 horas del día, en promedio, a navegar en la red; siendo el grupo etario de 18 a 24 años el que más tiempo registra con 5.9; seguido de quienes tienen entre 25 a 34 años con 5.3; y después los que están entre 12 a 17 años con 4.7.

Otras expresiones del tecnoestrés son la tecnofatiga y la tecnoansiedad que ocurren cuando estos síntomas se presentan por la sobrexposición al uso de equipos informáticos, generalmente, por cuestiones laborales o de estudio, aumentando nuestra tensión. A su vez, estos padecimientos pueden derivar en una tecnofobia que produce hostilidad y rechazo a continuar aplicándolos.

Andar pegados a nuestras computadoras y móviles puede causar diversos problemas de salud, entre otros, los de tipo auditivo o de visión; provocar dolores de cuello, espalda o muñecas; así como, daños musculares por colocarnos en posturas corporales inadecuadas como la tendinitis, el codo de selfie o el síndrome del túnel carpiano; además de ocasionar enfermedades circulatorias, obesidad o sobrepeso.

Dice el escritor Deepak Chopra que la tecnología puede ser y debe ser usada a nuestro favor. Para explotar sus ventajas, abandonarla no es la opción; lo que tenemos que aprender es a tener autocontrol en su manejo y a crear hábitos equilibrados en su adopción, cuidando nuestro bienestar y relaciones personales.

Fuente:


"Tecnoestrés, adicción a las TIC", El Heraldo de México, 01 de agosto de 2023, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/8/1/tecnoestres-adiccio...

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