Las duras historias que narran las madres que buscan a sus desaparecidos, en distintos documentales que visibilizan la interminable odisea que padecen desde que dejan de tener contacto con ellos y comienzan a indagar sobre su paradero, son muestra de la descomposición social e inseguridad imperantes en nuestro país.

Por desgracia, estos desgarradores hechos se han normalizado, sumándose más y más progenitoras desesperadas por hallar a sus hijas e hijos, recorriendo todos los rincones que sean necesarios e investigando por su cuenta y con sus recursos, sostenidas por la esperanza de encontrarles lo más pronto y con vida.

De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Secretaría de Gobernación, desde enero de 1962 y hasta julio de 2023, existen 111 mil 077 individuos en esta condición; de los cuales, el 75.53% son hombres y 23.85%, mujeres.

Lamentablemente, la impunidad y la corrupción que rodean a este fenómeno, generan desconfianza hacia las instituciones encargadas de combatirle. Así lo refleja el reporte del Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU, derivado de su última visita a México en 2022, el cual, a noviembre de 2021, registraba que solo entre el 2% y el 6% de asuntos vinculados con este delito habían sido judicializados, y únicamente 36 sentencias se habían emitido.

Estas desalentadoras cifras sobre el actuar gubernamental han llevado a que sean los colectivos ciudadanos, mayoritariamente femeninos, los que han asumido, sin que les corresponda, tan agotadora y casi imposible misión estatal de localizar a sus seres queridos, ante la cruda realidad de que nadie más lo hará.

Su grado de involucramiento en las tareas de ubicación que las autoridades deben realizar, las pone en riesgo, llegando a ser víctimas de amenazas, extorsiones, violencia y hasta feminicidios; sin embargo, el anhelo de volver a abrazar a los suyos les da fuerza para superar el miedo.

Estas valientes, resilientes e incansables mujeres, cuyo único móvil es su infinito amor materno, vencen cualquier obstáculo para hacer escuchar sus gritos de auxilio por sus familiares arrebatados; para demandar justicia contra los responsables de estos crímenes y evitar su repetición; para participar en las indagatorias y obtener cualquier indicio que ayude a saber dónde están; así como, para exigir que se conozca la verdad.

No hay nada más doloroso que llevar grabado en el corazón el profundo duelo que provoca que gente, sin escrúpulos, nos quite a quienes amamos, sumado a la angustia de desconocer su destino y su estado.

Por eso, a propósito del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, 30 de agosto, tengamos sensibilidad y solidaridad con quienes sufren tanto desconsuelo, pues resulta inimaginable la pena de perder a los nuestros, a los cuales, en palabras de la escritora Alyson Noël, “nunca dejamos de extrañar”, y por los que “solo aprendemos a vivir alrededor del enorme hueco que nos deja su ausencia”.


Fuente:

"Madres que buscan hasta encontrarles", El Heraldo de México, 15 de agosto de 2023, disponible en: https://heraldodemexico.com.mx/opinion/2023/8/15/madres-que-buscan-...

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