Poder comprar la casa propia es el sueño de muchas personas. Es una meta difícil de alcanzar y más cuando las condiciones económicas no acompañan. Pero algunos afortunados pueden encontrar algunas joyitas por ahí. A veces, la mejor opción (o a la que el bolsillo llega) es una casa antigua venida a menos. 

Mudarse a una casa vieja puede tener muchos beneficios. Las formas de construcción de décadas atrás tenían otro concepto, basado en la durabilidad. Además, tienen un estilo particular que transmite nostalgia y encanto. 

Pero más allá de los aspectos estéticos, hay que analizar las reformas a encarar. Porque sí, puede estar bien mantenida, pero seguro requerirá refacciones. 

La funcionalidad de la vivienda

La menor cantidad de tecnologías empleadas por entonces puede suponer algunos inconvenientes. En primer lugar, algunas cosas quedan obsoletas, como algún sanitario que ahora resulta poco práctico. 

Otras, son un riesgo para la salud y la seguridad. Por ejemplo, cañerías antiguas de hierro galvanizado con componentes tóxicos. En estos casos, no te desesperes. Consultá con un plomero en Capital Federal para sacarte las dudas. Pensá también en el cableado y sus necesidades actuales. 

Otros aspectos a tener en cuenta son las características arquitectónicas. Las casas antiguas no fueron creadas para sommiers king size o heladeras de dos cuerpos. Por eso, revisá las medidas de las habitaciones y que tus muebles puedan pasar a través de la aberturas. 

Ordenar prioridades y decidir estilos

Por supuesto, algunas refacciones son inevitables. Estarán en la lista de las cosas que sí o sí tendrás que hacer: cambiar cañerías, renovar el cableado, eliminar humedades y goteras. 

Otros puntos, son más bien estéticos. Por ejemplo, si renovás el estilo de la cocina o ampliás un espacio. Estas obras no son urgentes y podrás decidir en función de tu presupuesto. 

Como recomendación, lo ideal es tomarse el tiempo suficiente para planear las reformas. Decidí el estilo que más te gusta (conservar elementos antiguos no impides que aportes cosas modernas) y calculá los costos. Si bien puede ser más práctico, no es necesario hacer todas las obras antes de mudarse.