¿Por qué nos cuesta tanto hacer cambios?
Quizás el simple hecho de pensar en hacer un cambio te pone ansiosa y te da miedo.
Tal vez empiezas a hacer cambios pero no logras mantenerlos.
A veces nuestro miedo más profundo no es que vayamos a fallar, si no, el temor a averiguar quién y cómo seremos cuando dejemos de ponernos excusas.
El tema es que a nuestro cerebro no le gustan los cambios. Su mayor preocupación es mantenernos a salvo.
Y un cambio significa que puede haber algún peligro.
Además, es un proceso incómodo.
Pero déjame decirte algo, la moneda para pagar los resultados que buscas a largo plazo es la de sentirte incómoda temporalmente.
Este es un momento en el que podemos decidir que vamos a soportar sentirnos incómodas, o abandonar y volver al punto de inicio.
Lo que suele pasar es que abandonamos a mitad de camino.
¿Estás dispuesta a sentirte incómoda sólo por un período para lograr mantener los cambios que quieres?
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