¿Por qué me haces esto? 

por 

Rose Mary Espinosa 

Una mujer india que abandona al esposo, otra estadounidense que mantiene un relación paralela y una más, latinoamericana, que decide interrumpir la comunicación con un contacto identificado con un pseudónimo, enfrentan un enemigo común: el riesgo de ser señaladas, calumniadas y exhibidas en el ciberespacio. 

Vaya contrasentido: a la par de la edificación de la “aldea global”, se destruyen los principios elementales de libertad y respeto, indispensables para la vida en sociedad. Así como la red permite tener acceso al conocimiento, conocer cualquier lugar del mundo, hacer nuevos amigos, dar con viejas amistades o encontrar a la “pareja ideal”, al mismo tiempo facilita la diseminación de contenidos denigrantes, la manipulación de fotografías y, sobre todo, el acoso en todas sus manifestaciones.  

Sanyana fue difamada por su exmarido, quien, luego de ser abandonado por ella, diseñó un sitio web donde publicó fotografías y textos manipulados con el fin de hacerla pasar por prostituta y reveló su número telefónico personal para que pudiera ser contactada. En acuerdo con su abogado, el esposo de Helen creó un blog en el que exhibía los chats que su mujer había sostenido con su amante, en aras de destrozar su credibilidad. Por su parte, Magdalena padeció la distribución masiva de las conversaciones que, de manera privada, había entablado con un usuario que se hacía llamar Corsario.  

En estos, como en otros casos de ciberviolencia contra las mujeres, el objetivo de los agresores es ejercer control sobre las víctimas y obligarlas al silencio, la inmovilidad y el sometimiento. Ya en 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas, al revisar la Declaración de Beijing de 1995, alertó sobre todas las formas de explotación sexual de la mujer, no obstante, en los últimos años el acoso cibernético ha crecido exponencialmente. 

Las recomendaciones para atender las denuncias de hostigamiento virtual son tan parciales como las aplicadas en el real. Si bien la advertencia de “no ponerse en situaciones de riesgo” ha demostrado sus limitaciones, en la red este llamado a la autocontención no admite cuestionamientos: “Deberías moderar, eliminar, desaparecer…” En el otro extremo, la sobreprotección, personal o estatal, ha probado su ineficacia cuando se trata de brindar seguridad a los usuarios, ya que, por más buena fe, termina por ser una herramienta invasiva y autoritaria. 

Se trata de encontrar el justo medio para evitar que la inmediatez, la ausencia de relaciones cara a cara y el escudo que brinda el anonimato, se conviertan en facilitadores del ciberacoso, a la par que se construye una plataforma social de respeto hacia las mujeres y sus libertades, incluidas la de expresión y la sexual. Como señala Lois Pineau: “La sensualidad es una fuente de deleite y el flirteo es divertido e inspira alegría. Cuánto alivia entender que no es la provocación, sino sus enemigos, lo que constituye un peligro para el mundo”. 

Biografía 

Escritora y periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en persuasión y análisis de comunicación política en la UIA, el Portland Community College (Estados Unidos) y la Universidad Complutense de Madrid. Poeta invitada al Festival de Arte de Jableh, Siria 2010. Alumna de la escuela de la Sociedad General de Escritores de México y becaria del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes; la Fundación UNESCO-ASCHBERG (Francia) y The Writers Room-SOGEM-FONCA (Nueva York). Actualmente escribe el blogAl Desnudo, en el periódico El Universal online, y colabora en MVS Televisión. Autora de Mi cuerpo en tus manos(Terracota, 2009) y Una vez tu cuerpo (Tintanueva, 2002