¿Qué es necesario para que empiece un nuevo día? y ¿para abrir una puerta? Las respuestas son obvias pero a menudo poco claras: el nuevo día necesita que cese el día anterior y para abrir la puerta es necesario antes que esté cerrada. Imagino, lectora, que antes de llegar a estas respuestas te perdiste en una disquisición de suposiciones que solo te confundieron más. Los humanos tendemos a complicarnos cuando no hace ninguna falta.
Alguien definió la confusión como un hermoso estado mental antes de la claridad.
Cuando un alumno está confuso, y no entiende un nuevo concepto o lección, está aprendiendo. En ese momento está construyendo caminos neuronales para una nueva realidad nunca antes conocida o entendida. Su confusión es un paso necesario para su aprendizaje; y no obstante, se siente incomodo y molesto con esa sensación que en realidad le está proporcionando una nueva comprensión, avanzar en su vida.
He estado confuso muchas veces en mi vida, y en cada una de ellas ha nacido en mi una nueva conciencia. De modo que cuando ese estado mental llega de nuevo, no me alegro, lo agradezco y me pregunto qué estoy a punto de descubrir.
Ahora vivimos tiempos de confusión porque ello es necesario para entender una forma nueva de pensamiento y de comportamiento que resuelva la crisis global del mundo.
La crisis es un proceso curativo, como la fiebre o la tos curan a la persona resfriada. Aún así ahogamos esos procesos curativos y en general huimos de la confusión por su gran incomodidad. Es una lástima que no aprovechemos los regalos de la confusión y los regalos de las crisis, de todas, porque en realidad nos curan de un pasado que debe dejar paso a un nuevo presente. Cuanto más nos resistimos a ese proceso de cambio, más retardamos la solución a los problemas. Eso es exactamente lo que está ocurriendo ahora mismo a nivel global.
Si ahora estas confuso, eso es perfecto y correcto. Date cuenta que siempre que has aprendido algo nuevo, poco antes estuviste confusa.
El victimismo es también una confusión que se produce antes de que la persona entienda lo que es la plena responsabilidad de su vida. No diré que celebro el victimismo que debilita a las personas cuando estas echan todas las culpas de sus dificultades al exterior y se autoproclaman víctimas del mundo. Pero entiendo que es un paso intermedio necesario para poder convertirse en personas plenamente responsables y creadoras de su realidad. Ahora mismo muchas personas se sienten víctimas de un sistema o de un poder, de un cambio que no entienden, están confusas, están en crisis.
Imagen: Asfalto de letras
Raimon Samsó escritor y coach para emprendedores con corazón
www.raimonsamso.com
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