El pasado 30 de Marzo, se conmemoró el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar y como cada año (o cada conmemoración) encontramos MILES de datos del tema en específico a conmemorar…datos que, la mayoría de las veces, olvidaremos y almacenaremos en alguna parte, o bien desecharemos y entonces, el próximo año, nos parecerán interesantes.
Según datos del 2013 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía ( INEGI ) , los empleos domésticos representan 15.8 por ciento de la ocupación en el sector informal de la economía y es una actividad que primordialmente femenina ya que 95 de cada 100 personas que laboran en ella son mujeres y como siempre me pasa, las cifras no me ayudan más que a tener una idea “formal” de la magnitud de un tema, pero a mí, lo que más me interesa, es conocer a las personas detrás de esos números, a los nombres de esas mujeres y cuáles son sus condiciones laborales.
¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado “ella es (inserte aquí el nombre)” es como de la familia”/”dueña de toda mi confianza”/”la alegría del hogar”…y claro, en ese “es como de la familia” le terminamos jodiendo sus derechos laborales…hace algunos años, cuando comencé a estudiar el tema de trata de personas, una realidad muy cercana a mí me golpeó directito en la cara…estas prácticas aparentemente protectoras, son gran parte de que se cometan violaciones a derechos y ni siquiera sepamos identificarlas, convirtiéndonos así, en cómplices de una brutal explotación laboral, la cual hemos incluso, normalizado en nuestra sociedad.
México ha ratificado 78 Convenios de la Organización Internacional del trabajo, quedando aún fuera el convenio 189, que trata sobre los derechos de los y las trabajadoras domésticas , el cual considera que el trabajo doméstico sigue siendo infravalorado e invisible , señalando, que estas labores lo realizan principalmente las mujeres y las niñas, muchas de las cuales son migrantes o forman parte de comunidades desfavorecidas, y son particularmente vulnerables a la discriminación con respecto a las condiciones de empleo y de trabajo, así como a otros abusos de los derechos humanos. Bueno, pues la buena noticia sobre este convenio, es que , para nuestra tranquilidad, durante la entrega de los Premios por la Igualdad y la No Discriminación 2013 que otorga la Asamblea Consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), el Secretario de Gobernación, Osorio Chong, se comprometió a enviarlo al Senado para su estudio y ratificación. (y cuando digo que para mi tranquilidad, me refiero que estaremos vigilando y dando seguimiento a que este compromiso sea una realidad lo más pronto posible).
Pero ¿y porqué es tan importante este Convenio? Bueno, ya hemos visto que las mujeres dedican en promedio 21 por ciento de sus vidas a las tareas domésticas, así que el Estado, al no ratificar el 189, les sigue negando derechos y seguridad social para su desarrollo, aún con el hecho importantísimo, de que los aportes del trabajo doméstico implican un soporte diario de 15 pesos por cada 100 del Producto Interno Bruto (PIB), lo que suma la nada despreciable cantidad de 395 billones de pesos al año, y por lo mismo, aún me parece increíble, que este no sea un tema prioritario para México.
La ratificación de este convenio, no haría otra cosa que reconocer a los y las trabajadoras del hogar como cualquier otro/a trabajadora en el país, concediéndoles el derecho a la libertad de asociación y la libertad sindical y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva; la urgente eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio; la abolición efectiva del trabajo infantil; y la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.
También este convenio, obliga a los gobiernos a adoptar medidas para asegurar que los y las trabajadoras domésticas gocen de una protección efectiva contra toda forma de abuso, acoso y violencia, que disfruten de condiciones de empleo equitativas y condiciones de trabajo decente, así como, si residen en el hogar para el que trabajan, de condiciones de vida decentes que respeten su privacidad.
Con la ratificación de este convenio, en un futuro nos debemos asegurar que los y las trabajadoras domésticas sean informados sobre sus condiciones de empleo de preferencia, mediante contratos que incluyan el nombre y los apellidos de quien les emplea, la dirección del lugar o los lugares de trabajo habituales; la fecha de inicio del contrato y, cuando éste se suscriba para un período específico, su duración; el tipo de trabajo por realizar; la remuneración, las horas normales de trabajo; las vacaciones anuales pagadas y los períodos de descanso diarios y semanales; el suministro de alimentos y alojamiento; y las condiciones relativas a la terminación de la relación de trabajo, inclusive todo plazo de preaviso que han de respetar ambas partes…
¡ándenles! Ya me imaginé a muchas de mis amigas y conocidas(y a sus esposos y/o parejas) gritando justo en este momento que nada más falta que queramos que les den coche y tv por cable en pantalla plana!...pues no sería una mala idea…a ver, antes de quejarnos debemos de tener muy en cuenta que este tema, es de inicio, un tema de discriminación…finalmente, cada uno/a de nosotras, que luego nos sentimos lo máximo con todo y licenciaturas, maestrías y hasta doctorados, no somos DE NINGUNA MANERA, diferentes a las personas que nos apoyan en las labores del hogar, tanto ellas/os como nosotras/os, somos parte de la clase trabajadora de nuestro país, con la GRAN diferencia, que, por alguna extraña razón, nos volvemos parte de aquello de lo que muchas veces nos hemos quejado.
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