Cuando pensé por primera vez en la posibilidad de convertirme en madre me encontraba trabajando en una empresa. Pensaba en que “afuera” habría un mundo de posibilidades tanto en mi vida privada como en lo profesional así como una mayor libertad creativa… decidí dar el salto sin red hacia la vida emprendedora. Hoy después de muchas vivencias, éxitos y fracasos soy una emprendedora en constante formación, pues creo que necesitamos estar en aprendizaje constante para crecer. He logrado algunos rounds triunfales gracias a una gran determinación por crecer profesionalmente a la par de formar una familia. Mis dos pequeños hijos y mi esposo son mi gran inspiración y aliento para sortear los momentos difíciles y para disfrutar al máximo las metas logradas entre todos.
Actualmente el mundo laboral de una mujer joven sin hijos es prometedor, las mujeres tienen más herramientas que le permiten crecer profesionalmente pero paradójicamente viven la desigualdad laboral respecto a la percepción salarial con sus pares varones y políticas laborales inflexibles frente a su maternidad.
Hoy las mujeres se han convertido en más del 50% de la población de matrículas universitarias en las zonas urbanas pero enfrentan despidos injustificados cuando regresan a sus trabajos al terminar sus permisos de maternidad. Hay pocos espacios donde puedas capacitarte acompañada de tus hijos cuando no tienes apoyo o recursos para que te apoyen en su cuidado. Algunas veces el burn out causado por las largas jornadas laborales y la falta de flexibilidad en los horarios de las empresas orillan a las mujeres a formarse nuevos horizontes. El reto es combinar la vida familiar, maternidad y negocios.
¿Que pasa cuando la mujer profesionista ejerce su capacidad de procrear?
En las mejores circunstancias para llegar a esta decisión se pueden pasar muchos pasos, contar con el compromiso de la pareja para el cuidado del bebé, tomar infinidad de talleres, leer miles de libros y aún así no estar preparado para la realidad de la maternidad y que decir de la paternidad. El convertirse en madre es un cambio de vida tiene un sinfín de necesidades de aprendizaje y es necesario que sobre la marcha las madres crezcan frente a los retos y necesidades de los hijos y de su propia realidad como ser humano. La crianza es una ardua tarea, donde la capacidad de atención y de inteligencia emocional se ponen a prueba 24x24 y para toda la vida, la tensión emocional y las necesidades económicas apremian. Y que pasa con el tiempo que dedicábamos al trabajo. ¿El mundo laboral nos permite combinar maternidad y trabajo? ¿Bajo que condiciones? ¿Qué “sacrificios” requiere? ¿Qué opciones tenemos actualmente para combinar nuestra vida en el rol laboral y el rol de la maternidad? ¿Existe una cultura de crianza compartida con la pareja? ¿Qué pasa con las madres que son cabeza de familia?...
Muchas preguntas que nos llevan a reflexionar y filosofar sobre alternativas y realidades de las madres. En México somos más de 30 millones de madres que día a día nos damos a la tarea de lograr esta combinación de roles y dentro de esto rescatar algo de tiempo para nuestra vida privada, son muchas metas ¿no crees? Una alternativa que las mujeres han hecho suya desde siempre es recurrir a la creación de un negocio sea formal o informal para cubrir sus necesidades más básicas y las de su nueva familia.
El motivo principal por la que las mujeres emprenden es precisamente es porque son madres. En México el porcentaje más alto de mujeres económicamente activas coincide con la cohorte en la que se presentan el mayor número de mujeres embarazadas o con hijos, es decir entre 25 y 40 años, ubicadas además en las clases económicas media y media alta. (INEGI, 2010). Las estadísticas nos dicen que el 70.5% de los hogares cuenta con un aporte de ingresos femenino. (INEGI, 2010). En la actualidad en México (2013) de cada cinco pequeñas y medianas empresas que se abren tres están lideradas por mujeres. (Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 2013). Por cada 10 mujeres ocupadas 4 laboran en empresas y 4 en el comercio informal. Aproximadamente el 76% de mujeres que trabajan en nuestro país son empleadas, el 5% son obreras y solo el 6% trabaja por su cuenta.
La cultura del emprendimiento hoy esta en un auge impresionante a nivel global con convocatorias, programas privados y gubernamentales, asociaciones y comunidades de nuevos emprendedores que están ofreciendo alternativas interesantes para los consumidores. Profesionalizar los proyectos de emprendimiento es la clave para realmente pasar de un proyecto interesante a una empresa que pueda ser competitiva, generar empleo y mantenerse en crecimiento constante. Sin embargo para las madres emprendedoras, aquellas que aún están entre el autoempleo y la dirección de una empresa, existen particularidades que complican el acceso a programas de capacitación y servicios para emprendedores, siendo el primero de ellos el tema de la responsabilidad familiar, seguido de la falta de conocimientos en desarrollo de proyectos y de capital inicial.
Esta tendencia esta cambiando puesto que el ímpetu y profesionalización de las mujeres emprendedoras es creciente, además de la nueva ola de mamás: la generación de mujeres millennial, mujeres profesionistas que han logrado experiencia y éxitos profesionales que están por entrar al rol de la maternidad, ellas quieren tener el control de su vida y proyectos. Otro factor importante es el acceso y cambios en la conducta del consumo femenino en tecnología, han dado poco a poco una visión más critica y global a las mujeres que cuentan con estos recursos. La mujer como miembro de la sociedad esta ejerciendo un papel más activo y crítico con estos medios.
Las madres de familia, como parte de la sociedad somos capaces de ejercer una presión contundente para generar cambios, mejoras en servicios y opciones de capacitación inclusivas y particulares para nuestra comunidad emprendedora. Si nos vemos como consumidoras nos daremos cuenta que tenemos el gran poder de ser influenciadoras en nuestros círculos sociales y en el nuevo medio de comunicación global que es internet. De igual forma tenemos el poder de decisión de compra. Las madres son las que ejercen el gasto familiar.
Tendremos que dar solución a los clásicos problemas para participar plenamente en el mercado laboral: la carga del trabajo no remunerado (las mexicanas dedican 4 horas diarias más al trabajo no remunerado o trabajo doméstico que los hombres); los tradicionales roles de género (cuidado de los hijos responsabilidad total de la mujer); y la carencia de políticas de conciliación entre trabajo y vida familiar, especialmente la insuficiente oferta de servicios de cuidado infantil y de prácticas laborales flexibles. (OCDE,2011)
Sin embargo la mercadotecnia siembre ha estado pendiente de las madres de familia. Las relaciones con las marcas e incluso instituciones son susceptibles de cambio, mientras las mujeres se animen e informen para ejercer esos valiosos “poderes” que poco a poco se hacen consientes en la misma psique y vida privada del mundo femenino. Una revolución de ideas se siente, mujeres organizadas serán la punta de lanza para generar alternativas más amigables y efectivas en el camino de la conciliación del emprendimiento, el trabajo no remunerado y la maternidad. Y en este cambio las mamás millennial serán las protagonistas al adoptar nuevos sistemas de trabajo y empujar a las mamás tradicionales a probar nuevos estilos de vida.
Tu opinión es muy valiosa, ¡espero me dejes conocerla! en este espacio.
Gracias por leerme.
Claudia Díaz seguimos platicando en @MamaEmprendemx
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