"Porque si tú existieras 

tendría que existir yo también. Y eso es mentira (...)"

-Rosario Castellanos- 

Cuando pienso en mi soledad, la pienso como una fiel compañera de viaje. Mi sombra: la otra mujer. Esa mujer que se atreve, que no se detiene, que vuela con sus propias alas. Siempre he creído que nosotras vivimos un proceso similar al de una mariposa: nacemos con las alas cortadas por la sociedad;nos resguardamos en un capullo, permanecemos dormidas pero a la vez construyendo nuestras alas. Y cuando es tiempo la crisálida se rompe, las alas brotan, el vuelo comienza...

Ahora comienzo a vivir las prohibiciones para las mujeres. Prohibido vivir y disfrutar, no puedes viajar sola porque entonces eres una mujer que busca el placer. No puedes acostarte con muchos hombres porque si no eres una cualquiera sin valor. No puedes mostrar tu belleza porque eres descarada, cúbrete, que no se te vea nada.

Me siento como María Magdalena, señalada, sucia, llena de sangre ¿Por qué? ¿Por qué el peso de la historia sigue en nuestros cuerpos hoy en día?

No puedo quedarme con nadie, porque no le pertenezco a nadie. No puedo ser para el otro un objeto, porque yo misma me traiciono. Quisiera decirme que de verdad he amado a un hombre y me he sentido amada de verdad por uno. Pero no puedo engañarme: eso nunca ha sucedido. 

La extraña manera que tiene una puta de amar. Sólo así sabe, darse sin darse. Esa quizá es la clave de la vida misma: vivirla intensamente, desde las entrañas pero con la certeza de que nunca más seremos, de que nunca más regresaremos al mismo sitio, y que simplemente nuestros cuerpos al final de este viaje quedarán como estelas de luz…

-Ixmucané-