Siete de veintidós.  Esa es la proporción de mujeres que Donald Trump postuló al Senado para ser integrantes de su gabinete este 20 de enero, al asumir su segundo mandato no consecutivo como el 47° presidente de Estados Unidos. En un contexto donde los debates sobre inclusión y diversidad están en el centro de la agenda global, su administración inicia con una composición que refleja su visión del país, del mundo y su compromiso (o falta de) con la representación igualitaria y equitativa en el poder.

A lo largo de su campaña y en declaraciones previas, Trump dejó claras las prioridades de su administración: cerrar las fronteras, implementar políticas migratorias estrictas, eliminar programas de diversidad e inclusión (DEI) en la administración pública federal y desregular sectores clave como el ambiental y energético.

De las 22 personas presentadas al Senado este 20 de enero para ser ratificadas como integrantes de su gabinete, 7 son mujeres, lo que representa apenas un 30 % del total.  Estas mujeres ocuparán posiciones clave, desde el Departamento de Justicia, hasta Seguridad Nacional, Educación y Agricultura.

¿Qué sabemos de estas mujeres y qué significado pueden tener sus nombramientos?

Empecemos por la distribución geográfica y demográfica. Predominan las representantes de regiones como el sureste y noreste, mientras que zonas con alta diversidad racial, como el suroeste, están ausentes.

¿Quiénes son estas mujeres?

  • Pamela Bondi. Fiscal General. Es exFiscal General de Florida, primera mujer en ese cargo, conocida por su activa defensa de Trump.  Es abogada y cabildera.
  • Kristi Noem. Secretaria de Seguridad Nacional. Gobernadora de Dakota del Sur, con una firme postura en seguridad y políticas migratorias. Es integrante del Partido Republicano.
  • Linda McMahon. Secretaria de Educación. Empresaria y exadministradora de la Administración de Pequeñas Empresas, alineada con un enfoque empresarial en educación. Es una magnate de la lucha libre profesional, el World Wrestling Entertainment (WWE).
  • Elise Stefanik. Embajadora ante la ONU. Representante por Nueva York, defensora de la agenda “America First”. Elegida en 2014 con 30 años de edad, fue en su momento la mujer más joven elegida para el Congreso.
  • Lori Chavez-DeRemer. Secretaria del Trabajo. Exalcaldesa de Oregon, su trayectoria combina administración pública y políticas laborales. Primera mujer republicana en representar a Oregon en la Cámara y es de ascendencia mexicana.
  • Brooke Rollins. Secretaria de Agricultura. Directora interina del Consejo de Políticas Domésticas en la primera administración de Trump, enfocada en políticas rurales. Fue directora ejecutiva y presidenta del America First Policy Institute.
  • Tulsi Gabbard. Directora de Inteligencia Nacional. Formó parte de la reserva del ejército de EU hasta que fue representante de Hawaii en la Cámara de Representantes. En 2020 fue aspirante a la presidencia de su país por el Partido Demócrata y en 2022 deja el partido por diferencias con la línea política del mismo. A partir del 2024 apoya abiertamente al candidato Trump.

¿Qué tienen en común? Tienen perfiles que destacan por su alineación con la agenda de Trump. Varias han sido leales a su administración y campañas, y comparten una visión que prioriza políticas para “hacer a América grande de nuevo”.  Predominan las mujeres blancas con ausencia de representación significativa de comunidades afroamericanas o indígenas. La presencia latina está en Lori Chavez-DeRemer.  Si pudiera sintetizarse en pocas palabras, el gran común denominador es su lealtad al presidente Trump.

Si bien aún no han tomado decisiones y hará falta tiempo para analizar sus decisiones, sus nombramientos deben interpretarse en el contexto de la agenda de Trump. La gran pregunta desde una perspectiva de género es: ¿Qué harán ante la decisión de Trump de eliminar los programas DEI, firmar la  orden presidencial que afirma que sólo existen dos géneros: hombres y mujeres y “Defender a las mujeres del extremismo de la  ideología de género y ...”?

Las instancias y secretarías que ellas presidirán en áreas como seguridad, justicia y educación, entre otras, tendrán implicaciones profundas para las mujeres y las minorías y grupos en situación de vulnerabilidad en Estados Unidos, y también afectarán las decisiones, programas, financiamiento y acciones a nivel internacional.

El impacto de estas mujeres en el gabinete de Trump no se medirá sólo por las políticas que lleven a cabo y propongan, sino por si se convierten en ejecutoras silenciosas o cómplices de una agenda que desmantela décadas de avances en derechos humanos e igualdad  de género o si utilizan su posición para moderar, reinterpretar y tal vez, desafiar los extremos de esa agenda. La historia no juzgará únicamente las decisiones de Trump, sino también el rol que estas mujeres jugarán en un momento crítico para la representación, la diversidad, la inclusión y la justicia social en Estados Unidos.

Hoy, más que nunca, la pregunta no es si tendrán el poder de influir, sino si decidirán ejercerlo.

Publicado originalmente en Animal Político el 21 de enero del 2025.

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