Todo comienza con un “te quiero presentar a alguien”
Y termina con un “quedada”

 

A mi edad, mi madre ya estaba casada y había nacido yo, mis vecinas y varias compañeras del colegio se han casado y formado una familia, y en las platicas con las tías nunca falta quien comenté: ¿y tú para cuándo mija?
 
Mi estado civil es cuestión de platicas de sobre mesa, de noches de copas y de San Antonios de cabeza.
En la siguiente boda hemos ideado toda una estrategia para que atrape el ramo –el vestido que usaré fue diseñado para cumplir ese fin- y ver si al menos usando trucos y artilugios logro salir. Somos las que en las fiestas nos quedamos viendo bailar a la gente y al salir nos llevamos el arreglo floral –algunas tienen colección de recuerditos-
 
Cumplir un año más de vida es un año menos de oportunidades salir, ahora debo de aprender a amar a los gatos quienes serán mis fieles compañeros en los siguientes años de mi vida y en las fiestas seré la ti solterona que bebe y siempre se levanta a bailar con las “señoritas”.
 
Cada que me presentan a alguien nuevo debo pasar por el rito del interrogatorio, he aprendido a maquillar mis respuestas para que no se asuste a la primera cita y mínimo lleguemos a la segunda, lo dejo pagar y me subo en los tacones con los que si se caminar y verme “sepsy”.
 
Por eso y mucho más hemos lidiado…
 
Me burlo de mi soltería porque de esa forma se evidencia –desde la risa- lo irónico, burlesco y lo retrograda que suenan muchos comentarios que giran en torno al estado civil de las mujeres.

Aún en el 2017 las mujeres debemos pensar en estar en pareja para estar bien.

Cuántas veces no hemos dicho “soltera y feliz” y la gente nos mira con ojos de lastima y luego luego se acurdan de querer presentarte al mejor amigo del primo de tu tío que es super buena onda.
 
Cuantas veces nos han dicho que es un estilo de vida, es la moda, la onda y demás adjetivos.
 
En México, en el 2016 el 29% de la población está soltera y en el 2017 incremento a 31.4% y para no estar tan solo en la soltería el 13 de febrero se festeja el Día del Soltero.
Pero miremos esa violencia que aún existe, el Soltero en masculino es el deseado, el caballero atractivo y codiciado por que además de edad es apuesto, no se caso joven porque quería el éxito laboral.
 
En cambio, pensar en la Soltera es imaginar a una mujer neurótica, “feminazi”, fea, amante de gatos, aburrida, alguien que no supo capitalizar su juventud en el momento adecuado.
 
La soltería no debería de ser una categoría que nos diga sí la persona es o no feliz, tampoco un valor determinante de su –nuestra- vida, hoy en día la soltería es el resultado de decidir sobre nuestra vida, nuestra condición social, física, lega, espiritual.
 
Ser soltera no está mal,  por qué aprendes a estar contigo, a conocerte, quererte y saberte, aprendes a lidiar con Soledad –otra marginada social víctima de estereotipos-, y en ese aprendizaje-construcción descubres que es lo que quieres o como diría Simone “la mujer no nace, se hace”.
 
Somos libres de elegir nuestros pasos, pero lo que está mal es que nos quieran obligar a ser un tipo de mujer que no queremos. 

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