Me sumo a la invitación que nos hacen para que hablemos del orgasmo hoy. No sabía que el 8 de agosto es el Día Internacional del Orgasmo. ¡Todo un festejo!
Supongo que sin saberlo lo festejé por muchos años y muchos días y más veces de las que puedo recordar.
Fue, sin duda, una palabra/realidad tabú en mi familia. No recuerdo haber escuchado la palabra alguna vez en las conversaciones cercanas y la descubrí entrada la adolescencia.
¿Qué es eso? Nos decíamos entre las amigas.
Pues algo que se siente cuando te tocan "ahí".
Alguien me tocó "ahí" cerca de los veinte....y no sentí nada más que sorpresa y dolor.
Me llevó años descubrir el placer en el sexo. Mucho tiempo fue algo prohibido que valía la pena hacer precisamente por eso, porque era algo prohibido y en donde la única preocupación real era que no te descubrieran tus padres y cruzar los dedos por no quedar embarazada.
En el proceso, lo disfrutable eran las caricias y los besos, el subidón de temperatura y cuando llegaba el momento crucial, el único que tenía placer era el novio en cuestión. Yo no sabía que era lo que debía sentir. Mi placer se limitaba a las caricias fogosas y prohibidas y ya. Después de lo demás, el gozo no era para mi.
Años después tuve una pareja, bastante más experimentada que yo, que me hacía cosas que me gustaban y mucho. El me fascinaba y eso ayudaba, sin duda.
Por fin, una noche de escapada saliendo de una discoteca me llevó a un hotel y ambos estábamos realmente con ganas de sentirnos. No recuerdo si el preámbulo fue largo o corto, pero si recuerdo el disfrute de estar desnuda a su lado y acariciarlo. Sentirlo adentro de mi me gustaba, pero no era lo que yo llamaría placer, pero si algo parecido. Me gustaba sentirlo. Esa noche algo hizo para que cambiáramos de posición y..... en ese cambio empecé a tener sensaciones desconocidas para mi y absolutamente deliciosas. Me movió como quiso y en ese proceso sentí una ola de calor recorrer mi cuerpo y llegar hasta las mejillas y de repente exploté.
Fue la primera vez en mi vida que tuve un orgasmo.
¡Qué gran descubrimiento!
Recuerdo que a partir de ese día caminaba por la vida como si fuera una mujer conocedora del mundo y a la que nadie podía contarle cuentos.
Los años transcurrieron y tuve todo tipo de amantes, galanes y parejas. Unos pésimos en la cama con la letra "E" de egoístas en la frente, letra, que por supuesto, yo no ví. Me parecía normal que se preocuparan por su placer y que apenas pusieran atención al mío.
Tuve un novio macho a morir que alguna vez me dijo que no era normal que me gustara el sexo oral y que tener orgasmos así no era "lo normal" para las mujeres. Sobra decir que a partir de ese día no volví a sentir nada con él. Eso era "lo normal" con él; no sentir nada y sólo sentirme usada.
Me llevó décadas descubrir que el placer era algo que merecía y que no debía o podía sentirlo sólo con un hombre.Con mis amigas dejó de tocarse el tema a partir de que cada una tuvo relaciones con sus novios. En lugar de compartirlo, lo callamos. Yo hablada abiertamente de que tenía sexo con galanes, pero no entraba en detalles.
Entiendo hoy que mi yo joven quería sentirse querida y aceptada y que no sabía decir "no" cuando un hombre quería estar conmigo. Estuve con hombres que no me gustaban en lo más mínimo pero que me caían bien y nada más.
Fue con los años que descubrí el valor de los orgasmos y el placer de y en mi cuerpo.
Fue con los años que aprendía decir "no" y a estar con quién quería.
Fue con los años que aprendí a gozar el gozo y disfrutar el placer de mi cuerpo.
Fue con los años que me hice amiga de los orgasmos y nos llevamos muy bien.
Ahora, en esta etapa, los pienso con nostalgia porque mi libido está de vacaciones hace algunos años y me visitan de manera esporádica.
Tampoco los busco mucho. No soy recíproca, debo confesarlo.
Tal vez sea hora de reconsierar mi relación con ellos.
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