La inteligencia emocional es muy importante en todos los aspectos de la vida ya sea en plano personal y profesional. El que se enoja pierde, arrepentirte de tus actos cuando te enojaste y comportaste con un berrinche y como te expresaste, ya no se le olvida a nadie. Aunque pedir disculpas y reconocerlo habla muy bien de ti, poco a poco te vas formando una reputación de que eres intolerante y no controlas tus emociones.

Cuando eres mujer profesionista, todavía es más importante. No es machismo, sin embargo estamos en una cultura en dónde las mujeres estamos intentando demostrar que también somos capaces de sobresalir en lo profesional y perder el control en situaciones delicadas, no ayuda nada a formar nuestra reputación.

Les cuento algunos ejemplos:

Una de mis clientas me comentó que al exponer resultados con números que no dependían de ella, sino era lo que arrojaban las encuestas, siempre había un director que le refutaba la información enfrente de otros haciendo parecer que ella era la culpable. Ella me comentaba, como automáticamente se desencajaba su cara y se cerraba a la comunicación y prefería no hablar más. Obvio, eso repercutía en la credibilidad que proyectaba, otros se podían dar cuenta de estas emociones, y limitaba que pudiera ser capaz de subir peldaños en lo profesional.

Otra de mis clientas, siendo una de las únicas mujeres en los puestos directivos, me platicó cómo en juntas, otro colega hacía comentarios condescendientes cuando ella expresaba una opinión y ella notoriamente trataba de controlar sus ganas de llorar y le daba coraje pensar que los demás y él sobre todo, se estaban dando cuenta. Ella era la única que todavía no era nombrada directora y estaba buscando demostrar que podía serlo.

En mi caso personal, en alguna ocasión un cliente muy importante estaba metido en un problema en una transferencia financiera y mi primer reacción, fue echa un manojo de nervios, ir a pedir apoyo al director general. Cuando le empiezo a explicar con la voz temblorosa y me propone la solución, le comento, “Perdón que me puse nerviosa, creo que no podría ser presidente de la república nunca", y me contestó, "Pues ni de la compañía tampoco!”

Como estos casos, enojarte, ponerte nerviosa o llorar cuando hay situaciones que claramente parece que son personales, la única que pierdes eres tú. Por eso se le llama inteligencia emocional, porqué sí es posible controlar estas emociones, si quieres. Esta es la clave para lograrlo, cuando te haces a la idea, que lo que otros dicen o hacen no es personal, es más fácil dejar pasar comentarios que te pueden afectar. El momento en que decides que es una guerra contra ti, en ese momento, le diste poder al otro de influir en tus emociones.

Ya se que no es fácil, pero si se puede. Si todos los días te levantas y crees en ti, si sabes que estas preparada y eres capaz de enfrentar diferentes retos, si estás buscando destacar como mujer profesionista, entonces es muy probable que logres controlar tus emociones. Los demás no te hacen enojar, tu te enojas por que quieres.

Recuerda poner un muro invisible entre lo que otros pueden decir o sugerir, ese es problema del que lo dice. Cuando tienes fundamentos para respaldar tu información, y si permites que te llegue, todos los demás se van a dar cuenta de cómo enfrentas situaciones difíciles y eso no construye tu marca personal. Así que empieza desde hoy, y te lo dedico a ti mujer, aunque a los hombres también les afecta, por que no importa si eres hombre o mujer, el que se enoja pierde.

Foto “© [Carlos Santa María] / [PhotoXpress]

Ale Marroquín, es consultor en imagen y protocolo de negocios. Certificada por la Asociación Internacional de Consultores en Imagen (AICI) como FLC (First Level Certificate). Con casi 20 años de experiencia en áreas de ventas y relaciones con clientes, Ale Marroquín, asesora a las personas para transformar sus habilidades en áreas de comunicación, liderazgo, comportamiento, actitud y apariencia profesional. Acelerando el potencial de las personas. www.alemarroquin.com ;twitter @a_marroquin