La semana pasada para la vídeo columna semanal en la Jornada Aguascalientes hablé sobre el instinto materno (ver vídeo columna en: Maternidad deseada) y la necesidad de pensar en la maternidad como algo deseado y no impuesto una vez más por ese “instinto” que nos han dicho todas las mujeres tenemos.
Obviamente una serie de machitrolles atacaron con sus comentarios diciendo que las feministas atentamos contra la imagen de una mujer.
Pero ¿de qué estamos hablando? de que histórica y socialmente nos han dicho que la mujer tiene como finalidad procrear, ser madre y cumplimos nuestro propósito en esta vida cuando nos “convertimos en madres”.
Probablemente las lectoras que no viven en Aguascalientes crean que somos exageradas, pero hay todo un mito del que pocas veces hablamos pero que ciegamente estamos cumpliendo y es ese en el que toda mujer quiere ser madre y si no lo somos entonces no cumplimos con nuestro rol como mujeres.
Simone de Beauvoire cuestionó este tema desde el aspecto biológico y social, para ella la maternidad debía ser producto de la libre elección de la mujer, también señaló que la “mujer no nace, se hace” es decir las mujeres no nacemos siendo madres.
Desde pequeñas aprendimos, viendo, jugando y escuchando nuestro entorno que nos dice tenemos que ser las cuidadoras, jugamos a la casita, a las muñecas pero también nos enseñaron que negarnos a ese “instinto” y evitar la maternidad significa ser criticadas, señaladas y estigmatizadas.
Sí, ese llamado instinto que nos lleva a pensar en tener que ser madre para ser mujer pero también me lleva a reflexionar en las mujeres que han decido no ser madres no porque no que no quieren sino porque no pueden o deciden aplazarlo tanto que al final es muy tarde.
Justamente la semana pasada se publicó en CIMAC noticias el artículo Las no maternidades como elección:
“La decisión contemporánea, la no elección de los hijos, la postergación de la maternidad, es decir el no tener hijos, es algo que cada vez más es visible que más mujeres optan por esta condición, pero poco se analiza lo que hay detrás de esta aparente “elección”, y qué tanto realmente constituye una decisión”
Pensar en que una mujer va a decidir no ser madre no sólo es cuestión de decisión, también influyen una serie de factores que han redefinido los roles de género dando la oportunidad a las mujeres de decidir sobre su cuerpo, pero también intervienen otros como el trabajo, la economía, la estabilidad que influyen en esa decisión.
¿Han pensado en las mujeres que quieren ser madres pero que no pueden garantizar cuidados, manutención?
“Se escucha egoísta pero es lo cierto, no es que haya elegido no tener hijos, sino que elegí no vivir precarizada por una maternidad”
Leer este texto junto a la reflexión de la semana pasada me ha llevado a cuestionar que el ser madre debe de ir más allá en seguir privilegiando la idea romántica del cumplimiento del deber femenino con la satisfacción de un desarrollo femenino.
No sé trata de ser egoísta, de eliminar a la especie humana o de un eterno sacrificio, el ser materno debería venir acompañado de una amplia reflexión sobre el estado, las consecuencias y beneficios, también de un acompañamiento masculino –si es que se cuenta con dicha figura-.
Deberíamos empezar en reflexionar desde lo colectivo e individual lo que significa la maternidad para saber si queremos o no ese “capítulo más en nuestras vidas”, una maternidad por decisión debería ser el tema y no seguir imponiendo que las mujeres debemos llevar en nuestro vientre todo lo que nos han obligado a creer.
Y sí también debemos apostar por una maternidad deseada.

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