Publicado por primera vez en Primavera 2011
El follaje en primavera tiene sabor a aventura, a deseos de sonreír al escuchar el canto de los pájaros. Y si las besa el Sol por la tarde, tienen un sonido lejano que invita a comer las horas sin prisa, a degustar sus colores de uno en uno, con todas sus formas y sabores. Así escucho que me habla esta tarde: sonriente, juguetona, más que nunca alegre.
¿Qué pasaría si camináramos como las hojas y voláramos como nuestros sueños? Y, ¿si los pájaros se afanaran por entregarnos un mensaje todos los días y nosotros, insensatos, sólo nos empeñamos en ignorarlos?
Los minutos de este día han transcurrido en una danza multicolor en sus sonidos: apacibles, ajenos, amigables, algunos de ellos circunspectos; ninguno monótono y aún así, ninguno diferente.
¡Tienes que ser miembro de Mujeres Construyendo para agregar comentarios!
Únete a Mujeres Construyendo