Hoy hace un año, 19 de septiembre del 2017, la tierra volvió a cimbrar a México. Justo 32 años después del terremoto de 1985, la Ciudad de México y otras ciudades al interior de la república vivieron las consecuencias de un fenómeno de esta naturaleza y magnitud.
La vida cambió para millones de personas en nuestro país: se perdieron vidas, familias enteras se quedaron sin casas, sin seres queridos. La incertidumbre y el dolor caminaron entre nosotros, pero también aparecieron la solidaridad, el puño cerrado en alto, la fuerza y la entrega que desconocíamos, el amor por el prójimo, la sorpresa y la gratitud. Las mexicanas y los mexicanos pudimos darnos la mano, el brazo, mirarnos a los ojos y reconocernos en las miradas de miedo y esperanza de los demás. El mundo nos brindó apoyo y llegaron personas que a pesar de hablar otros idiomas nos enseñaron que la fortaleza, el valor y la solidaridad son lenguas universales.
Abrazamos hoy a todas esas personas que pueden contar que sobrevivieron al sismo, a quienes perdieron a sus seres queridos y su casa, y enviamos un abrazo infinito a quienes no se encuentran entre nosotros.
Que un hecho como este nos haga recordar cada día que la vida es un regalo, que el agradecimiento nos enriquece y que la solidaridad nos hace mejores personas.
¡Fuerza México!
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