Si, te quise como solo se puede querer cuando las pupilas se juntan y dicen palabras inaudibles, cuando se adivinan las pausas, al entonar canciones melosas y repetitivas, quise tu voz en mi oído cada mañana, quise tu ombligo y todas sus pelusas.
Quise tus olores bailando entre los vellos de mi nariz, busqué guardarlos más tiempo del necesario, conservar el aroma a galletas y amores revueltos en una mañana de lunes, busqué atrapar las primeras sonrisas y las miradas profundas de después de hacer el amor.
Vaya que te quise y también a tus manías, a tu forma constante de estar en el mundo y ocupar por unos meses parte del mío, eso ya es, en mi estado de egoísta soledad recalcitrante, una forma de querer.
Te quise vestido de fiesta y con olor a Guerlain, te quise de compras en la Lagunilla y desnudo en mi cama, te quise con olor a tierra y a fogatas, quise cada una de tus células muertas escondidas entre mis sábanas.
Te quise con tu mirada de niño extraviado; te quise con tus vicios y mentiras; te quise con tu irresponsabilidad y tus contradicciones; te quise de tal manera que sellé puertas y ventanas, cualquier resquicio por donde pudiera colarse la realidad; la muy canija me hacía señas desde afuera, trataba de advertirme, yo la ignoraba, volvía el rostro y me acurrucaba junto a aquel que quise.
Pero no bastó el abrazo cálido y tu mano suave, terca como es la realidad rompió los sellos, se apareció un día frente a mi cama, burlona, cínica, se convirtió en mi sombra; hice lo posible para ahuyentarla, lo miraba a él, buscaba en sus ojos perderme, pero ahí estaba esa maldita, se aparecía siempre con su aliento helando susurrándome al oído...desgraciada.
Te quise con tu mirada de niño extraviado; te quise con tus vicios y mentiras; te quise con tu irresponsabilidad y tus contradicciones; te quise de tal manera que sellé puertas y ventanas, cualquier resquicio por donde pudiera colarse la realidad; la muy canija me hacía señas desde afuera, trataba de advertirme, yo la ignoraba, volvía el rostro y me acurrucaba junto a aquel que quise.
Pero no bastó el abrazo cálido y tu mano suave, terca como es la realidad rompió los sellos, se apareció un día frente a mi cama, burlona, cínica, se convirtió en mi sombra; hice lo posible para ahuyentarla, lo miraba a él, buscaba en sus ojos perderme, pero ahí estaba esa maldita, se aparecía siempre con su aliento helando susurrándome al oído...desgraciada.
Quise cada una de tus mentiras desde que las vi llegar, quise también tus silencios y tus ausencias, tus constantes y repentinas huídas y los vacíos que me dejaste almacenados en el cajón.
También a esos los quise porque me abrieron la puerta al te quise del tiempo pasado y me quitaron los te quiero en tiempo presente de entre los labios para así ofrendarme la posibilidad de mejores futuros y solo por eso te quise.
*Con la colaboración de Xóchitl Bárcenas
*Con la colaboración de Xóchitl Bárcenas
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