Con el paso de los años se pierde la agilidad en las piernas y uno es más torpe para correr y alejarse de los inminentes  amores traumáticos, también se reblandece el espíritu y le nacen a una las ganas de volver a creer.

Lo bueno del paso del tiempo es que también uno aprende a remendarse el corazón más rápido, ya se cuenta con un kit de supervivencia y se tarda más en enhebrar la aguja para coserlo, que repararlo.

Ya uno carga en su maletín de salvación con hilos y agujas de diferentes colores, es cuestión de solo agarrar el trozo en cuestión, sobarlo un poquito y remendarlo con la misma rapidez con la que vuela un colibrí.


Cada vez es más fácil levantarse de entre las cenizas de una de esas historias de horror,  limpiarse las rodillas y las lágrimas para volver a caminar con más gracia que la divina garza, con los pasos bien firmes para retomar el camino en el que las únicas pisadas que se oyen son las de uno, al final de cuentas no tiene nada de malo bailar al ritmo de los pasos propios

Con los años llega la razón y uno es capaz de juntar cada uno de sus pedazos con la cabeza bien colocada sobre el cuello, sin las culpas ni los "si yo hubiera" cargando sobre los hombros,  con la misma ligereza con la que cae una pluma de  paloma  en medio del tráfico y nadie nota.

Se cura una de los malos amores con la misma practicidad con la que se preparan los sandwiches de crema de avellana con nuez en medio de la noche y con los ojos entrecerrados, por la bendita manía de no sentir ese vacío en el estómago y en el alma.

Las cosas son como siguen, conoces a alguien,  decides por enésima vez que este si será el bueno, te enamoras con la misma seguridad de quien se avienta en el metro a un vagón atiborrado,  como Juana sin miedo a morir aplastada entre las puertas metálicas,  llegan los problemas,  las luchas de poderes,  los egoísmos exacerbados y luego fin, la ruptura inminente,  los reclamos infinitos y los adioses algunas veces cargados de más ponzoña que la de un político mexicano .

Y se piensa entonces que llegará la muerte sentimental que el aire será irrespirable sin aquella persona que te hacía notar un olor a flores huele de noche en cada momento del día, que tus brazos andarán vacíos por toda la eternidad y que jamás de los jamases llegará otro elemento que haga que se te desparrame la risa.

Pero luego pasa un día,  y otro y otro y te das cuenta que el olor a flores es tuyo, que la vida es buena con o sin un otro que te haga notar que existes porque lo tienes en tu vida, que puedes caminar tranquila, soportando sólo tu propio peso, con la libertad con la que conviven los pájaros en medio de una caótica ciudad como la de México.

Twitter: @Miss__Ovarios
http://mariangel-elovario.blogspot.mx/

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Comentario de Martha Cisneros el marzo 25, 2015 a las 10:30am

Hay me encanto, uno aprende a remendar el corazón más rapido! sin duda alguna gajes del oficio! lo importante es no dejar de abrir el corazón aunque duela! 

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