Esta pandemia representa un mayor reto para las mujeres, en particular para las madres profesionistas, debido a que absorben una cantidad desproporcionada de responsabilidades, conseguir el equilibrio entre vida personal y profesional es todo un reto.
Desde que la contingencia inició, nos encontramos laborando bajo el esquema de Home office. Aunque ya no invertimos tiempo en los traslados hacia el trabajo, el día empieza dos horas antes de que los hijos despierten, pues hay que prepara el desayuno, estar presentable para la junta virtual de las 08:30, y avanzar un poco en las labores de casa. Entre llamadas y reuniones a distancia, debemos encontrar un espacio para preparar los alimentos de la comida, para luego, a ratos supervisar que los niños estén siguiendo las actividades correspondientes del Homeschool.
De este modo transcurre el resto de el día, sumergidas entre pendientes profesionales y del hogar, los cuales le exigen un sobre esfuerzo con tal de no descuidar en demasía sus responsabilidades y sobre todo a los pequeños; situación que resulta por demás titánica y agotadora.
Esta etapa de adaptación al trabajo remoto y a las condiciones propias del confinamiento ocasionado por el Covid-19, representa un mayor reto para las mujeres, en particular para las madres profesionistas, debido a que absorben una cantidad desproporcionada de responsabilidades relacionadas con el cuidado de los niños y la educación en el hogar.
Dicha situación les ha impactado de diversas maneras, particularmente ha simbolizado un desgaste emocional y altos niveles de estrés; gran parte de esa tensión es ocasionada por el esfuerzo extra que ha supuesto el ajustarse a la nueva realidad, pero sobre todo a la dificultad que ha implicado mantener un balance entre la vida laboral y personal
El desempeñar en un mismo espacio -el hogar- diversos roles de forma casi simultánea -los habituales y los adquiridos con la emergencia sanitaria-, está produciendo en el talento femenino agotamiento crónico, también conocido como síndrome de Burnout. Considerado, previo al tema del nuevo Coronavirus, un problema de trabajo serio, derivado de la complejidad y el cambio exponencial de los entornos laborales, éste estado tiene implicaciones directas en el rendimiento y productividad.
Sentirse cansada y agotada al final del día pareciera ser algo habitual en las mujeres que se encuentran laborando a distancia, al menos esto es lo que refleja el estudio Liderazgo femenino: Agentes de cambio en esta nueva realidad, realizado recientemente por Wo/Men [In], firma de consultoría que encabezo, y para el cual se contó con la participación de 288 mujeres, pertenecientes a 17 empresas ubicadas en el país, de 8 distintos sectores.
Dentro de este marco, el 37% de la población encuestada, perteneciente a las posiciones de Dirección, Gerente Senior, Gerente y Contribuidor Individual, admite que ha padecido ambos aspectos; sin embargo, afirman que a pesar de ello no están desmotivadas. Una de las principales razones a las que asocian su actual agotamiento es la falta de enfoque y desorganización (47%), provocado principalmente por eventos o imprevistos y que están fuera de su control, así como una sobrecarga de trabajo.
Aunado a esto, se encuentra el agotamiento por el entorno y la situación propia de la pandemia (9%). Finalmente, se suma el estrés en un 7%, derivado de la falta de tiempo y la acumulación de tareas a realizar.
Ante este escenario, resulta complicado el buen manejo entre vida y carrera, lo cual desencadena en el día a día estados de ánimo que suelen estar vinculados con la frustración y la culpa.
Al respecto, el talento femenino sondeado reporta que las emociones que principalmente predominan en esta nueva realidad son, la felicidad, en un 43%, y el enojo, en un 32%. Esta ambivalencia se debe a que la felicidad es originada en su mayoría debido a que, gracias al trabajo en casa y el homeschool, están teniendo más espacios para compartir tiempo con sus familias y seres queridos. Ahora bien, el enojo corresponde principalmente a lo laboral, pues se indica que los horarios establecidos de trabajo no se están respetando y están viéndose obligadas a trabajar horas extra, disminuyendo así su tiempo para descansar o tener espacios de esparcimiento.
Por su parte, el nuevo rol de “maestra” tiene también un gran impacto en las mujeres profesionistas, ya que al ser regularmente las que cuidan y procuran a los pequeños en las labores de la escuela, derivado de los roles de género establecidos, actualmente deben realizar un gran esfuerzo para cubrir no solo esta nueva demanda, sino también la de sus trabajos (remunerados y no remunerados); situación que suscita un desbalance en el equilibrio de la vida personal y laboral, con grandes implicaciones en su productividad y estado emocional.
A pesar de la disposición que tienen las madres ante esta nueva responsabilidad, la experiencia no está siendo del todo placentera para ellas.
Esto queda evidenciado al solicitarles, como parte del proyecto realizado por Wo/Men [In], que califiquen lo vivido con respecto a las clases a distancia, donde el 52% del talento estudiado otorga la etiqueta de experiencia Regular, a diferencia del 38% que asegura que es Buena, y finalmente, con un porcentaje mínimo (10%), se encuentran las que lo califican como una Mala experiencia. Los factores que influyen en dichas catalogaciones son diversos; sin embargo, de forma general, se puede establecer que uno de los principales motivos por los cuales el Homeschool es clasificado como Regular es, a decir de muchas, el no contar con suficiente tiempo para el seguimiento y apoyo a las actividades escolares de los hijos -señalado así por más de la mitad de la población revisada-.
Lograr un equilibrio en tiempos de pandemia no tiene que sonar a utopía; la ecuación perfecta explica que no hay por qué sacrificar nuestra vida para alcanzar el éxito profesional, ni viceversa. Lejos de lo que se piensa, en este escenario sin precedente, es posible tener ambos. Para ello resulta determinante empoderarnos a través de la autogestión y compromiso con nuestras áreas de desarrollo, así como poner en práctica, entre otras cosas, la aplicación de estrategias de priorización de tareas y bases de apoyo para un contexto equilibrado de trabajo, así como prevención del burnout.
Y precisamente, en el ajuste obligado que tenemos que hacer las mujeres profesionistas en relación con este tema, es que a continuación comparto algunos pasos clave para lograr el óptimo balance entre vida y carrera, y no morir en el intento:
La emergencia sanitaria ocasionada por el nuevo Coronavirus representa para el talento femenino la oportunidad de demostrar que las cosas pueden ser distintas, que la búsqueda de balance significa que como mujer y profesionista podemos evidenciar que es posible equilibrarnos sin lastimar nuestra carrera ni familia.
Por su parte, como organización simboliza la ocasión perfecta para continuar promoviendo un balance de vida para los empleados, a través de acciones o políticas, las cuales pueden traer múltiples beneficios a la organización, pues este hecho impacta positivamente en la salud física, mental, e incluso, pr
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