Estoy leyendo el libro “Porqué no soy feminista, un manifiesto feminista” de Jessa Crispin, me tiene repensándome cómo feminista, mujer y sobretodo evaluando mi feminismo, he de decir que no comparto algunas de sus ideas, pero el capítulo de “Empoderamiento es un sinónimo de narcicismo”, es una delicia real.

 

Lo he visto todo en cuanto a empoderamiento, desde los talleres organizados por partidos políticos donde les dan un pañuelo rosa y gritan al estilo de curso de superación, las que dan conferencias y al final les venden la idea de un empoderamiento económico vendiendo tupperware y etc, las organizaciones que surgen para dar talleres de empoderamiento pero sus cabezas no entienden el empoderamiento – y ni siquiera entienden el feminismo-, y podría continuar con un sinfín de ejemplos.

 

Años de feminismo y hemos adoptado un empoderamiento basado en un ideal patriarcal, en ese que hemos visto que ejercen los hombres, porque en esta lucha por alcanzar el poder nuestra meta es alcanzar ese poder que tienen los hombres y que tanto nos han incitado a querer, el mismo feminismo es un lenguaje de poder mal encausado, mal interpretado y difundido.

 

“Gran parte del feminismo contemporáneo emplea el lenguaje del poder. Hay que empoderar a las chicas, las mujeres tienen que luchar por su propio empoderamiento, las chicas del poder, etc. Se habla muy poco de a qué se va a destinar ese poder porque se da por hecho que es evidente: a lo que ellas quieren” (Crispin, 2016, p. 78)

 

Hemos entendido la lucha feminista como una búsqueda del poder, para lograrlo necesitamos empoderarnos, si bien creo que el empoderamiento es un proceso interno-colectivo que debe de buscar replantearse lo aprendido y volver a construir los aprendizajes con “lentes morados”, el poder lo conocemos y entendemos desde lo que hemos viso en el sistema patriarcal.

 

Crispin dice “Durante siglos, el sistema patriarcal ha defendido la felicidad como la capacidad de tener a otro sujeto a tu voluntad”, es decir podemos estar empoderadas y seguir con practicas machistas, que nuestras decisiones solo beneficien a cierto grupo.  

Que quiere decir, aprendimos a empoderarnos, a gozar de un poder como lo hacen los hombres y al lograrlo estamos siendo machistas entre nosotras mismas.

 

Entendemos el poder para limitar y privilegiar, limitar a quienes no ven, actúan como nosotros, y privilegiar a quienes creemos de nuestro entorno lo merecen, sin distinguir que el sistema opresor existe por esas mismas razones.

 

¿Qué podemos hacer?

 

Jessa concluye con que para encontrar este nuevo modelo de empoderamiento y sus ventajas, tenemos que rechazar los beneficios de entrar en este complicado juego del poder masculino, empezar  a tomar la acción y generar como colectivo feminista y tecno femenino nuevas reglas, metas y forma de pensarnos con ese poder.

 

Tenemos que replantear la definición que tenemos por “empoderamiento” uno que no obligue a un grupo a ser dependiente del poder.

 

Necesitamos como colectiva, definir cuál es nuestro poder y qué queremos. Y crear un nuevo modelo de empoderamiento que nos garantice un poder en el que no estemos reproduciendo las limitantes del actual.

 

“Solo dentro de la estructura patriarcal tiene las mujeres sus libertades restringidas” Jessa Crispin

 

 

Nota al margen, no les gustan los bailes sexys

 

Hace unos días la Diputada Norma Zamora denuncio bailes eróticos, por unos bailes que se realizaron en un stand de cerveza Victoria que por cierto estaban dentro del Jardín de San Marcos.

La diputada señaló en una entrevista:

“No queremos evitar la fiesta ni la música, lo que sí queremos es que todo sea bajo el respeto siempre, y en este caso no lo hubo.  Queremos que sean más propios y evitemos esta parte en donde no había respeto. Debemos empezar desde la educación, que los menores no vean este tipo de actos como algo normal”, 

 

No todo en este mundo debe ser sancionable y censurado, si bien los bailes eróticos pueden ser ofensivos para algunas personas también son fuente de ingresos para otras.

 

Prohibir este tipo de espectáculos estaría dejando sin trabajo a un gran sector que son en su mayoría mujeres, si la iniciativa de la Diputada pretende defender a las mujeres de agresiones entonces debería de buscar una propuesta que no violente más a las mujeres.

 

Por ejemplo dedicar un horarios específicos para este tipo de bailes y que no sean en lugares de obvia convivencia familiar como lo es el Jardín de San Marcos –desde un inicio estuvo mal que colocaran stands de la Cerveza Victoria dentro de esta área histórica y cultural- y después de establecer, promover el respeto y la no ofensa a las mujeres.

 

Últimamente parece que está de moda la sancionitis, es decir, todo lo que agreda, violente, lastime, lo sancionamos, prohibimos y listo, no señoras y señores, debemos proponer desde una educción incluyente  sin estereotipos el respeto a cualquier profesión como bailar. 

 

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