Desde 1973, cada cinco de junio se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, con el fin de seguir uniendo esfuerzos multilaterales para protegerlo; pues es el único hogar que tenemos, y de su cuidado depende nuestra vida y la de las generaciones que vienen.

Desafortunadamente, los daños al entorno están alcanzando consecuencias irreversibles. El desequilibrio ecológico ha amenazado la seguridad alimentaria, ha propiciado la pérdida de biodiversidad, y ha aumentado la frecuencia de desastres naturales; lo que, a su vez, ha generado afectaciones a nuestra salud; además de mayores niveles de pobreza, y de desplazamientos humanos.

Ante esta emergencia, podemos echar mano de las tecnologías digitales para encontrar nuevas formas para salvaguardar nuestros ecosistemas y monitorear sus cambios; de tal forma que podamos preservarlos y gestionar la crisis climática.

Los dispositivos que miden los niveles de contaminación en el aire; los sistemas de almacenamiento en la nube que minimizan el uso del papel, y por ende la deforestación; los automóviles eléctricos; o los aparatos inteligentes que regulan su propio uso de energía; son ejemplos de cómo la innovación puede ayudarnos a combatir las problemáticas ambientales.

Para lograr lo anterior, la transformación digital debe ser sustentable, lo que significa que las sociedades que pasen por este proceso deben hacerlo de una manera duradera y ecológica; no generando mayores desechos; y considerando que la satisfacción de necesidades presentes no comprometa los recursos futuros; respetando a las personas, a la diversidad de flora y fauna, y a sus hábitats.

Como afirman las empresas que conforman la European DIGITAL SME Alliance, son pilares esenciales en la digitalización sostenible: invertir en modelos de negocios que sigan este enfoque; desarrollar y usar tecnologías más verdes que ayuden a la descarbonización y a mejorar la eficiencia energética; promover una economía circular; es decir, acotar la generación de residuos, y fomentar su reciclaje; sumado, a contar con un marco regulatorio y de políticas públicas que faciliten esta transición.

En el estudio #SMARTer2030, elaborado en 2015 por la Global e-Sustainability Initiative, se advierte que la implementación de estas herramientas novedosas y amigables con el medio ambiente, pueden contribuir a que, para el año 2030, se reduzcan en un 20% las emisiones globales de dióxido de carbono; aumente el rendimiento de los cultivos agrícolas en un 30%; así como, se ahorren más de 300 billones de litros de agua, y de 25 mil millones de barriles de petróleo por año; entre otros beneficios.

En palabras de Lourdes de la Sota, Directora de Estrategia Corporativa y Relaciones Institucionales de SEAT, “la digitalización es un habilitador para la sostenibilidad”, y ésta, a su vez, “debe ser el centro” de la primera. En este entendido, a los gobiernos, a las empresas, y en general, a cada ser humano nos corresponde adoptar este paradigma, para lograr un equilibrio entre el crecimiento económico, la salud planetaria y el bienestar social.

Fuente:


"Digitalización sostenible", La Silla Rota, a 15 de junio de 2023, disponible en: https://lasillarota.com/opinion/columnas/2023/6/15/digitalizacion-s...

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