Abrí mis ojos al futuro
y vi la tierra que me dio la vida
desprotegida, dolida y solitaria.
Recordé mi infancia
a mis amigos, a mis padres,
a la gente que hoy no existen.
Jugué sobre tu verde cuerpo
a la escondida, reí y reí,
sin entender lo que te hacían.
Fui feliz cortando margaritas
para deshojar sus pétalos,
pensando en mis amores.
Me olvidé de ti,
de la tierra que pisaba,
de los ríos que se secan.
Del propio mal que te había hecho,
de la ignorancia de los hombres,
del poco tiempo que quedaba.
Quizás nuestra propia vida
nos alejó de la realidad de tu tormento,
del cobijo que nos diste, de cómo nos cuidaste.
Abrí mis ojos al futuro
y me vi sola como tú,
ya no había hermanos, ni padres, ni animales.
Te vi llorar por tus hijos,
y comprendí que en ti habitaba,
el silencio, mi soledad, tu desolación y mi tristeza
María Victoria Campos Pérez
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