De niña a princesita
Define el éxito en tus propios términos, consíguelo por tus propias reglas y construye una vida de la que estés orgullosa.-Anne Sweeney
Primero que nada y aclarando cualquier malentendido, debo confesar que yo también vi las películas de Disney, leí sus cuentos, jugué con muñecas – de hecho debo hacer otra confesión yo le quite los ojos a la muñeca Ariel de mi hermana- y hasta me encantaba ir a las fiestas infantiles temáticas y pelearme por quien sería Cenicienta o la Bella Durmiente, habiendo aclarado este punto continuó con el tema de hoy.
Cuándo estuve en la universidad tuve una compañera qué le gustaban las princesas, su gusto era tal que su cuaderno tenía calcomanías e hizo una fiesta para su cumpleaños donde se disfrazó de Bella y ese no era el problema, el verdadero problema es que creía que debía ser rescatada por un príncipe y tener su final feliz, el problema estuvo cuando el novio de años la termino y su cuento se derrumbó.
Esto me hace reflexionar hasta qué punto enseñamos a nuestras hijas, sobrinas, nietas, hermanas que deben depender de un hombre para “ser alguien”, o simplemente para “ser feliz”.
No estoy en contra de que las niñas no sueñen, imaginen, jueguen y todo eso, al contrario explotemos esa bella capacidad de imaginar y crear, pero también motivemos que pueden ser las princesas siendo Ingenieras, Astrónomas, Contadoras, Maestras, físico matemáticas y qué pueden serlo siendo felices.
Algo importante es que las niñas no tomen como ejemplo a las princesas, que no sean su modelo a seguir, que no vean que “siendo rescatadas” se obtendrá algo o qué es necesario que llegue “alguien” a salvarlas, debemos motivar y enseñar a las niñas en que vale más el estudio, el esfuerzo, la dedicación a aprender a dar el primer beso o saber bailar el vals.
Tengo dos sobrinas que adoro y que quieren ir a Disneylandia a conocer a las princesas, no está mal, hasta yo me he sentado con ellas a ver las películas pero también les llevo juegos para estimular el aprendizaje, bloques, rompecabezas y el juego de medicina.
El paso más importante para tener mujeres empoderadas es enseñar a las niñas que ellas son capaces de ser sus propias heroínas.
Solo quiero unos pantalones
“Hay un nuevo tipo de mujer ahí afuera. Ella está interesada en negocios y dinero. Ella ya no tiene tiempo para ir de compras. Ella quiere saber qué y por qué y dónde y cómo”, Anna Wintour
Decidí que tenía que renovar mis pantalones de mezclilla, el pobre ya tenía una abertura en la entrepierna –por el desgaste- y en el momento menos esperado podría abrirse de un jalón o estirándome de más, por lo tanto era necesario tener un repuesto; así que me aventure al centro comercial con la firme convicción de encontrar unos que me quedaran como anillo al dedo, qué cumplieran mis expectativas y que estuvieran lindos.
La tarea se escucha fácil, pero visité una y otra tienda y caí en la conclusión de que las niñas-adolescentes-jovencitas de hoy en día tienen piernas de popotitos pues es casi imposible entrar en esos pantalones sin ejercer una presión o fuerza, o ya de perdido untar algo para que “resbale” mejor.
Lo qué me encontré en las tiendas fue:
-pantalones con piernas de popotito. - Qué comen hoy en día?-
- brillitos y diamantes, -esos solo en los anillos y para diamantes que sean originales-
- rasgados, -serio quieren qué con eso me presente a trabajar?-
- chorreados, -si los van a pintar, píntelos completos-
Llegó el punto en que no sabía si era pantalón de mujer o de hombre por lo entubado que estaba, y hasta cuestione a la empleada si creía que su 7 me iba a entrar aunque fuera de esas telas que estiran; pero aclarando, sí estaba buscando en esas tiendas para mujeres jóvenes y solo quería un sencillo, simple y básico pantalón.
Definitivamente a la moda lo que te acomode pero es increíble como las tiendas juegan a decirte que debes ponerte aunque no te quede, yo soy delgada pero con piernas anchas, chamorro y pantorrilla que yo creía normal pero esos pantalones me quedaban apretados, imagínense entonces lo que batallan las que son tallas más grandes, qué acaso no todas independientemente de la talla merecemos comprar en un lugar lindo y sobretodo algo que nos guste.
Al final encontré mis pantalones después horas de búsqueda y sigo con la pregunta ¿qué tiene el agua que ahora la pierna del pantalón cabe en mi brazo?
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